Los son cuerpos microscópicos compuestos básicamente de material genético y un recubrimiento de proteína y son los causantes de una infinidad de enfermedades, como el actual coronavirus que viene azotando a China y otros países, y que ya se cobró la vida de más de 630 personas según los informes oficiales hasta el momento.

A diferencia de las bacterias, que son microorganismos unicelulares (que constan de una sola célula) y por ser más complejas tienen la capacidad de vivir, alimentarse y reproducirse. Un virus es un germen acelular (no llega a ser una célula completa) y por lo tanto no tiene las capacidades de sobrevivencia de las bacterias.

Esta característica motivó a que muchos científicos consideren que un virus no tiene vida propia, sino que dependen de una célula huésped para su descarga genética y posterior multiplicación.

Virus, computer illustration.
Virus, computer illustration.

Pese a esta ‘no vida’ de los virus, estos gérmenes son considerados más letales que las propias bacterias, debido a su alta capacidad de mutación.

En palabras del virólogo experto en el campo de la biología molecular de los virus y director del magazine de divulgación científica , Enrique Royuela Casamayor, a quien se le preguntó cuál sería más mortal para la humanidad, este respondió:

“Si tuviera que escoger entre los dos, por supuesto, elegiría un virus. La diferencia es muy simple: para la inmensa mayoría de bacterias existen antibióticos y existe tratamiento. Para la inmensa mayoría de virus, no”.

ESPERANDO A SANAR

Los virus son como secuestradores que invaden las células vivas y normales del cuerpo y luego de descargar su información genética, reorientan la maquinaria celular para empezar a producir más virus idénticos en el cuerpo, que a su vez invaden y secuestran otras células sanas. Este es el inicio de la infección.

Esta acción de multiplicarse a un ritmo alarmante puede matar, dañar o mutar las células y por consiguiente causar la enfermedad. Virus diferentes atacan distintas células del cuerpo, como el hígado, el sistema respiratorio, la piel o la sangre, entre otras.

Sin embargo, cuando se contrae un virus, no siempre se llega a la enfermedad, pues el sistema inmunitario puede ser capaz de combatirlo. Es por eso que para la mayoría de las infecciones virales, los tratamientos sólo pueden ayudar a apaciguar y controlar los síntomas de la infección mientras se espera que nuestro sistema inmunitario gane la batalla en contra del virus.

El ejemplo más común es el del virus de la gripe. Cuando nos resfriamos, los medicamentos solo ayudan a apaciguar los síntomas como el malestar general, dolor de garganta o de cabeza y abundante mucosidad. Pero estos son signos de que dentro de nosotros se está librando una épica batalla celular.

Lo interesante del caso es que, luego de ganada la batalla, nuestro organismo genera anticuerpos que nos volverán inmunes para siempre ante el tipo específico de virus que nos infectó desde un principio. Este es el principio en el que se basan las vacunas, pero ese tema lo dejaré para la segunda parte.

¿Quieres tener una idea de la épica batalla que sucede dentro de nuestros cuerpos? dale un vistazo a este interesante video:

Con información de Hipertextual, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Mayo Clinic.

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