Nader Barhumi presenta ‘Bonus Tracks’, su última muestra, el viernes 11 de agosto a las 7 PM en La Galería de San Isidro. Una compilación de obras de distintas etapas, que muestra tanto la fragmentación interna de su estética como la ética de constante búsqueda creativa que define su arte.

¿En qué consiste esta muestra Bonus Tracks?

A diferencia de las otras muestras que he tenido, esta no es una colección preparada especialmente para la exhibición. Es más bien un conjunto de cuadros que quedaron de exposiciones anteriores. En todas las muestras quedan cuadros que o no caben en la exposición o no son parte de la serie que se trabajó. Digamos que el criterio del curador o la naturaleza de la exhibición en su momento se fue por otro lado y se quedo el cuadro flotando. Son esos cuadros que no caben en alguna muestra en particular o en alguna serie. En su mayoría los he ajustado.

¿Hay un hilo conductor en todos ellos? ¿Algo de unitario entre la diversidad?

Bueno, solo va hacia atrás, hasta el 2016, no más. Los colores son mi herramienta expresiva principal. Es arte abstracto, pintura acrílica sobre tela, de formato grande o mediano. El más grande tiene 4 .5 metros por 2 metros. La mayoría tiene 2.5 m. por 1.5 m.

El nombre anterior de la muestra era La Trastienda. Este es más rockero.

Sí, era el nombre original. Pero siempre tengo la música muy presente. Creo que a través de los años de trabajo hay elementos que se van quedando y empiezan a formar parte de un vocabulario personal. Yo siempre trato de escaparme de aquí, de no reflejarme. Pero inevitablemente uno es lo que es. Trato de escapar de la fórmula, de no pisar territorio conocido y descubrir algo en cada cuadro, a veces con más técnica y a veces con menos. Ahora último, por ejemplo, estoy viendo la hora de llevar todo al extremo. Acabo de terminar un cuadro hoy para la muestra, por ejemplo, y hay una saturación en el color. Para mí es un reto porque tengo que balancear y no soy muy amigo de la simetría.

Imagino que esta vez ningún cuadro se quedará fuera. ‘Habla de Highway’ y ‘Danza de las nubes’…

Creo que no, no lo sé. Bueno, Danza de las nubes no va a ir a la muestra, por ejemplo. Y ‘Highway’, no sé. Soy fanático de Bob Dylan, por eso el nombre.

Estos son los outtakes dylanianos, entonces. ¿Tiene la mirada política de Dylan?

No quiero ser tan pretencioso. No trato de hacer política en la pintura. Mi posición dentro de lo que hago es algo fuera del sistema.

Pero ya tiene un trazo reconocido, no sé si es estar en el sistema. Tanto que tiene un imitador en San Isidro.

Bueno, había un patita, que creía que, no sé. Yo le pregunté para qué hacía eso.

¿Era un alumno rebelde, un seguidor o un estafador? También copiaba a otros.

Una cosa es que alguien te influya y otra que lo copies. No era falsificación, era una copia. No lo vendía como si fuera mío.

Ya conoce la frase: el plagio es el mejor homenaje.

Bueno, algunos escritores dicen que si no te piratean estás en nada.

¿Cómo concilia la noción ornamental árabe con el arte precolombino.

Ya lo tengo en el ADN, claro, la cosa ornamental árabe y lo peruano, claro. Pero casi todo lo que se ha escrito sobre mi trabajo ha sido sobre la fragmentación, entonces, yo creo que esencialmente estoy hecho de pedazos. O sea, no me importa que uno esté superpuesto con el otro o que choque con el otro. No me importa tratar de combinarlos.

¿Quiénes más están en su altar? Leí que Bowie, Zappa, Hendrix, Van Morrison.

De todas maneras. Winter también, Johnny Winter. También monstruos como Robert Johnson. Incluso la manera en que ellos tomaban prestado de aquí y allá, porque eran músicos de estudio, blueseros viejos.

Como Jimmy Page, que también fue músico de estudio. Hay muchas conexiones entre rock, jazz y arte.

Claro, Burroughs, bastante, la fragmentación, el ‘cut-up’. Todo eso me encanta. Pollock también. Todo ese movimiento neoyorquino. Estudié un tiempo ahí, tenía un vínculo muy fuerte. Estuve viviendo en Brooklyn, trabajando para una academia en Manhattan. El rap también, Jeff Jones. Esa escuela de pintura nos liberó de la representación. Los productos también cambiaron.

Y en cuanto a pintores, he leído que sus referentes son Cézanne, Tiziano, Picasso.

Claro, Tiziano me encanta. Y Cézanne, pues, es el abuelo de todos. Sin Cézanne, sin Picasso, nosotros no salíamos de ningún lado.

¿Cómo cree que la gente se acerque a su obra, desde la música, la cultura pop, la técnica, el trazo?

Mira, a mí me parece que el pop como música es bestial, pero el pop como corriente artística no produjo ninguna pintura de calidad. Y lo que yo intento es que todo entre a través del ojo, la ética, la estética.

Si le gusta Bob Dylan y Tom Waits, no sé si también le guste Nick Cave, Leonard Cohen y Johnny Cash.

No le veo a Cohen lo que otros le ven. Habiendo un Bob Dylan, ¿para qué necesitas un Leonard Cohen? Acabo de ver a Dylan el 7 de junio en Madrid. Espectacular. Nick Cave sí me gusta. Johnny Cash es espectacular. Willie Nelson canta precioso.

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