Este 4 de agosto, la popular banda ochentera Autocontrol vuelve a los escenarios limeños. Estará en el Teatro Leguía (Av. Arequipa 834) presentando sus emblemáticas canciones. Desde Estados Unidos, Jorge Baglietto (JB) y Arturo Barrientos (AB) le cuentan a Perú21 cómo será su retorno y cómo quedaron endeudados por años, pese a ser tan populares en aquella época.

¿Cómo se sienten de volver a un escenario peruano?

AB: Estamos muy entusiasmados. Hace 12 años que no tocamos en Perú. Esperamos que se vuelvan a conectar con nuestra música, con esa fuerza y pasión que ponemos en el show.

JB: Será algo espectacular, te lo puedo asegurar.

¿Han hecho nueva música?

JB: Si bien ha habido una inactividad de 10 o 12 años, lo que queremos presentar son los temas que la gente hizo grande. Hemos trabajado una colaboración, un tema que ya habíamos grabado pero que está inédito y todavía pasando por su metamorfosis. Definitivamente lo vamos a hacer en el show.

AB: Yo también agregaría que estamos celebrando los 36 años del álbum ‘Sueños’. Lo vamos a tocar completo, junto a temas del segundo disco.

¿Harán colaboraciones con grupos peruanos?

AB: A este concierto están invitados grupos como Río, La banda de Pedro Suárez Vértiz y un par de agrupaciones nuevas. Nos están contactando ese tipo de festivales, así que poco a poco se está logrando eso. Nos encantaría compartir con nuestros colegas de Perú.

¿Cuánto han cambiado musicalmente desde los 80?

JB: Hemos madurado y progresado en la forma. Hemos aprendido cómo manejar el escenario con público. Queremos seguir manteniendo esa interacción con la gente, que se sienta parte de nosotros.

Fueron a ‘Trampolín a la fama’.

JB: Sí, hay unas voces increíbles. En Perú hay programas de imitación, pero también tienen su talento, Creo que ahora se han sofisticado un poquito. ‘Trampolín’, para mí, fue mucho más, pero ahí te quemaban. Si Ferrando te agarraba y te vapuleaba, quedabas ahí. Tuve la suerte de que él fue muy benigno conmigo.

Se endeudaron por ‘Sueños’.

AB: El 85 recién había llegado a Estados Unidos. Estaba tratando de sobrevivir, pero tenía en mente este proyecto de hacer música original con una banda propia. Nosotros pagamos la producción de ese álbum. Nos costó como US$ 20 mil, que no teníamos, así que acudimos a la tarjeta de crédito. A mí me tocó pagarla en diez años. Todo el éxito que teníamos era más que nada promocional. Estuvimos en varios países, pero no teníamos ingresos y era difícil mantener una carrera y una familia así. Por eso fue muy corta nuestra fama y en 1990 tuvimos que tomar la decisión de dar un paso al costado. El 98 decidimos juntarnos nuevamente y empezar a trabajar en el segundo álbum.

¿Le pasó lo mismo, Jorge?

JB: Tal cual. Fuimos profetas en nuestra tierra. Sería injusto decir que no, pero hubo falta de ganancia. Además, se devaluó la moneda. Pensamos que el panorama cambiaría cuando sacamos el disco en Estados Unidos y México, pero se despresurizó el rock en español. Empecé en Naciones Unidas. La gente me preguntaba por qué no seguía con el grupo, pero la música no paga. Se tuvo que priorizar los 15 minutos de fama o parar la olla.

¿Se arrepienten de dejar la música por la oficina?

JB: La chamba estaba ahí. Gracias a ella pudimos endeudarnos. Siempre ansiamos seguir.

AB: Hacer una carrera en Estados Unidos es difícil, especialmente para nosotros, inmigrantes llegados de otro país. No había redes sociales como ahora. El boom que tuvimos en Sudamérica no llegó acá (EE.UU.).

¿Es necesario un programa de apoyo para los músicos?

AB: Sí. Debería partir de los medios aportar al talento peruano. No tenemos una Karol G, un Bad Bunny. Perú se ha vuelto un buen mercado consumidor, pero no hay una industria.

JB: Sí, beneficiaría. La plata la dan los sponsors, el sector privado. Eso yo creo que traería consigo mejores resultados.

¿Cómo vivieron ustedes aquella época de fama?

AB: Fue una experiencia increíble. Ser profetas en nuestra tierra. En Colombia fuimos parte de una miniserie de TV que llamaron ‘Por tu amor’, por el éxito de la canción. Fueron dos años intensos. El mejor momento de mi vida musical. Cómo me gustaría haber vivido eso ahora, con las redes sociales, hubiera explotado en todo el mundo.

JB: Si tengo que resaltar algo, fue ese febrero de 1988 en Rock in Concert con Pepsi. Eran 18 mil personas. Increíble.

¿Sienten que les falta incursionar en otro género?

JB: Es una posibilidad hacer algo con el género urbano.

AB: Sí, podría contemplar. Si Maluma pide hacer algo con nosotros, lo consideraríamos. Tengo experiencia produciendo.

¿Qué les disgustaba y qué extrañan de Perú?

JB: No extraño el tráfico. Admiro a los que manejan en Lima. Lo que más extraño es a mi familia y la comida

¿Qué consejo le darían a los jóvenes rockeros?

AB: Que sean originales, únicos y traten de ser ellos mismos. En su personalidad y su propuesta musical. Ser auténtico.

JB: Yo diría que sean perseverantes. Se van a cerrar muchas puertas, pero otras se van a abrir. Deben meterle ganas. Hoy en día tienen más herramientas que las que teníamos. Capitalicen eso.

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