Diego Contreras, lidera Mishi Wasi en Cusco. (Foto: Pedro Saavedra).
Diego Contreras, lidera Mishi Wasi en Cusco. (Foto: Pedro Saavedra).

Parecían frijolitos. Volteó y le habló a su abuela. “¿Por qué hay frijoles debajo de la mesa?”. Ella sonrió. Le dijo que eran las pezuñas del gato que las tenía hacia arriba. El animal salió disparado, tal vez avergonzado de ser descubierto. La memoria es frágil, pero estima que se llamaba Michi. “Con c”, aclara sobre uno de los dos felinos de su abuela. Asegura que los gatos no lo querían por ser un niño espontáneo. “Los gatos no son espontáneos”, dice. Tenía 5 años, vivía en el distrito limeño de San Miguel y es el primer recuerdo que tiene de un .

Su abuela alguna vez tuvo 80 gatos. Diego recuerda que, cuando ella lo llevaba al colegio, contaban gatos en el trayecto. Los típicos álbumes de fotos familiares no existían en la casa de ella; en su lugar apilaba álbumes con imágenes de gatos. Nelly falleció luego de abrazar a su nieto, a las pocas horas de que él volviera de , donde radicó 15 años, donde fue músico, skater, artista, videasta, comunicador y donde siempre tuvo una historia con un gato.

Han pasado cuatro años desde que Diego Contreras emprendió Mishi Wasi. “Con s”, aclara sobre el albergue para gatos y hospedaje para humanos que gestó en pleno Valle Sagrado, en Urubamba, . Son más de 700 los felinos que ha logrado rescatar. Pero el original y acogedor espacio atraviesa una severa crisis, y esta noble causa necesita nuestra ayuda.

Tuvo tres razones para abrir el albergue. La numerología, su abuela y . Le pregunto por qué la numerología. “Si tienes tiempo, normal, te cuento la historia”, propone.

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-Vamos, cuéntame.

La noche que cumplí 32 años estaba en una etapa un poquito oscura de mi vida. Vivía en el desierto de Albuquerque y limpiaba baños en una discoteca. Estaba limpiando, vino un chico y me vomitó. Soy la persona menos agresiva del mundo, pero en ese momento toda la furia del cosmos llegó por dentro hasta mi puño y le metí un puñete y se cayó. Mi jefe miró todo y me botó. Esa noche me puse mal, me puse a llorar y a una amiga le dije: ¿cómo he llegado hasta acá?, he cumplido 32 y soy un desastre, tengo muchas cosas que sé hacer y no hago nada. Y ella me dijo: “Algún día, si te esfuerzas, una de esas cosas te llevará a algún sitio; solo tienes que decidir cuál”. Mi gata saltó a mi rodilla y empezó a lamer mi cara. Y yo le digo a mi amiga: si pudiera solo hacer gatos, haría eso. Me dormí y a las 3:33 de la mañana empezó a sonar la alarma. Nadie había puesto la alarma. Desde ese día empecé a ver el número 333 en todas partes. Si ponía comida en el microondas, salía 3:33; si miraba el reloj, era las 3:33 de la tarde. Me fui a Nueva York para retomar mi vida. Aposté por la producción de videos y me fue muy bien. Y seguía viendo el número. Mi amiga me dijo que eran números guías, que no les tenga miedo. Ganó Trump y yo no tenía papeles, era ilegal. El día que ganó, tomé el tren y me crucé con un chico blanco, calvo, que tomaba café y que me escupió en la cara y me dijo: “Trump”, y se fue corriendo. Entré en shock. Cuando cruzaba la pista, el semáforo se detuvo en el 33 y se quedó pegado. No lo podía creer. Llegué a la oficina y me dijeron que me iban a ascender. Fui a mi computadora y vi un mensaje de mi mamá: “Tu mamama (abuela) se está muriendo”. Cuando leí el correo, eran las 3:33 de la tarde. Busqué cuánto me costaba un pasaje a Lima y había uno por 333 dólares. No lo pensé más. Vi a mi abuela y me di cuenta de que ella quería mucho dos cosas: a los gatos y a mí.

-¿Ya no volviste a EE.UU.?

No. Me fui al Valle Sagrado, donde vive mi hermana. Quería tener mi historia, dejar un legado. Y un día hablando con un familiar, nos preguntamos a dónde se había ido mi mamama. Solo sabíamos que a un lugar lleno de gatos. Ahí se me prendió el foco y decidí poner el albergue. Cumplí 33 años, me hice un tatuaje del 333 y empecé con el albergue.

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-¿Cuál es la situación actual de Mishi Wasi?

Reabrimos y nos empezó a ir muy bien. Pero la dueña de la casa ya no quiere que estemos aquí, tiene otros planes. El 1 de diciembre tenemos que irnos.

-¿Qué tendría que pasar antes del 1 de diciembre?

La meta es comprar un terreno propio y lo estamos intentando a través de varias campañas. Pero antes que eso es dar a los gatos en adopción. Teníamos 55 gatos y al día de hoy tenemos 14, de los cuales ocho ya han sido adoptados. Es la manera más digna de irnos. El hospedaje también ya lo cerré. Y ahora hay que concentrarnos en el financiamiento del terreno. Qué mejor oportunidad de subir que cuando estás abajo.

-¿Te quedarás con algún gato?

Sí, con mi gatita Pastelita, y su hijo. La tengo antes del albergue. Fue la primera gatita que llegó a mi vida cuando regresé al Perú. Es la gatita más amable. Cuando vienen los invitados, ella se sube en sus hombros y camina con ellos.

-Si fueras gato, ¿cómo serías?

Sería el gato más pesado de la historia. Sería bien renegón, no dejaría que nadie me toque, pero sí vendría a pedir mi comida todos los días, a la misma hora. Eventualmente, encontraría una persona con quien llevarme bien.

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-¿A quién prefieres: a los humanos o a los gatos?

(Ríe). Mishi Wasi es una celebración del amor que existe entre las personas y los felinos.

-Se dice que en realidad el ser humano es mascota del gato.

El gato no es tu mascota, es tu roommate (ríe). No adoptas a un gato, invitas a alguien a vivir gratis a tu casa. El gato aprende solo, es un animal de costumbres. El gato es matemático, calculador; lo que necesita saber es dónde está su comida, su agua y su mantita. Es altamente adaptable, es auténtico. Hay personas con depresión o bipolaridad a las que les podría beneficiar mucho tener un gatito.

-Los números dicen que has rescatado más de 700 gatos. ¿Qué te han enseñado?

Los gatos me han enseñado a adaptarme, a querer y apreciar las situaciones como son. Hoy estamos pasando una situación difícil; entonces, abrazo esa situación difícil, le digo te quiero situación difícil. Estamos en esto y nos vamos a convertir en una gran oportunidad para que salgamos adelante.


AUTOFICHA:

- “Soy Diego Armando Contreras Cerff. No tengo idea de dónde es mi apellido materno; somos solo una familia en el Perú; en los tiempos en que había guía de teléfonos, solo nos encontrabas a nosotros. Con las justas acabé el colegio porque tengo problemas de atención”.

- “Estudié Publicidad en un instituto, pero perdí interés y me gustó más la parte audiovisual, pero no la terminé y me interesé por el video arte. Luego estudié cursos de actuación, de edición de videos, escultura. En EE.UU. iba a una universidad de arte. La música y el arte me interesan”.

- “Ya tengo los planos de lo que será el proyecto Mishi Wasi. Fabricamos mochilas (michilas), chompas, polos, gorras. Hacemos de todo. Hay que multiplicar lo poco que llega. Para ayudarnos pueden visitarnos en Facebook e Instagram (@mishiwasi). O pueden escribirme al WhatsApp 910400629″.

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