Dilbert Aguilar, el pequeño gigante de la música peruana.
Dilbert Aguilar, el pequeño gigante de la música peruana.

Era un niño de 8 años en el balcón de su casa. Guitarra en mano, se puso a cantar. Tal vez Pedrito Fernández, quizás “La mochila azul”. Al frente, la calle y por ella caminaba un amigo que lo escuchó. “Don Juancito, ¿por qué no le da permiso a su hijito para que entre en mi caravana de , porque hacemos actuaciones en pueblitos?”, le dijo aquel amigo al padre de Dilbert. “Y ahí empezó mi vida, hermano”, me dice desde su casa en Lima.

Camino que lo llevó a interpretar hacia finales de la década del 90 y principios de este siglo canciones como “Mis últimas lágrimas” y “Vuela palomita”. Esta última compuesta por Walter Díaz y grabada dos años antes por Tony Rosado. Pero en la voz de alcanzaron el título de clásicos de la cumbia peruana. Hoy promociona el single “Unita más” y se presenta en todo el Perú como parte de la reactivación de los artistas peruanos en medio de la pandemia.

Era el estudiante de primaria que en el recreo del colegio alquilaba su bicicleta. A veinte céntimos la vuelta. Su ganancia la utilizaba para darse gustos en el quiosco y compartir con sus amigos. Le digo que desde entonces, en su natal ya tenía visión de empresario. “Llegar a la fama es bien facilito, pero mantenerse en el primer nivel es imposible”, me dice.

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-Llevas más de 20 años tocando cumbia. ¿Cómo está la salud de este género?

La cumbia tiene su propio público. Además, al que le gusta la jarana, baila de todo. La cumbia se mantiene en su nivel. En el 2000 todas las radios y prensa hablaban de cumbia, nos nivelamos con la salsa, con el reggaetón. Y hoy estamos al nivel. Míralo a Cuevita, hermano, y todavía él es chichero, a él le gusta Centella, Chacalón, Claveles (ríe). Pero sí, todavía hay mucha gente que se avergüenza de escuchar una cumbia, sobre todo chicha, que en aquellos años era la más marginada.

-¿Por qué elegiste tocar cumbia?

Por negocio. Cuando empecé a armar mi orquesta, tocábamos de todo: salsa, reggaetón, todo lo que estaba de moda, todo lo que se podía tocar en un matrimonio, porque tocábamos en bodas, bautizos, polladas. Pero no salíamos de tocar en ese círculo, solo para eventos privados. Entonces, grabamos cumbia y Dios nos dio la bendición de pegar con un tema que fue “Mis últimas lágrimas”, canción que me dio pie a continuar. Entonces, dijimos: “Oye, funciona, hay que darle”, y ahí viene “Vuela palomita”. Puedes llegar a la fama por un escándalo, pero mantenerse más de 20 años es bien difícil.

-¿Te ofrecieron varias veces ser parte de escándalos para ganar fama?

Sí, muchísimas veces, hasta ahora. Pero por ese camino no voy. Jamás lo hice. Si algo salió por ahí, es casualidad del destino, pero nunca lo he buscado.

-Claro, me imaginó que pasó cuando eras pareja de Claudia Portocarrero.

Eso fue una parte. O también cuando tienes un accidente o te estafan, o cualquier cosa. Como eres del medio, sales en titulares.

-Cuando empiezas a ganar notoriedad, inevitablemente a muchas personas les debe haber llamado la atención la condición de salud que tienes. ¿Ayudó o generaba desconfianza?

Nunca me he sentido que he tenido un defecto físico o una traba. Nunca. Desde que tuve uso de razón en el colegio, me sentí un chico normal. La música ha sido como un escudo, ha sido mi aliada.

-¿Por qué escudo?

Porque todo el mundo me ha ovacionado desde niño. Siempre cantaba, era el que ponía las pilas en el colegio, en casa, en el barrio, en mi pueblo. Siempre he sido líder en todo.

-¿No sufriste bullying?

De repente en algunas oportunidades, pero, como andaba rodeado de mis patas, creo que le dimos de alma a quien lo hizo, y fue en el colegio. Pero creo que cantar desde niño me marcó. Hasta los 16 años no me importaba si me pagaban o no, yo quería cantar y tocar la guitarra eléctrica, me creía Michael Jackson en el escenario. Yo era el artista de mi pueblo.

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-Pero en algún momento les debes haber preguntado a tus padres sobre tu salud.

A los ocho meses de nacido ya estaba caminando y tuve poliomielitis. Mi padre vivía en un pueblito y una vez un hermano se puso grave por las reacciones a la vacuna que ponían las autoridades de salud; entonces, cuando pasaron por mí para vacunarme, mi padre se opuso. “Vienen a enfermar a mi hijo”, les dijo. No me vacunaron y a los meses me empieza una fiebre que al final fue poliomielitis. Antes se desconocían las reacciones de las vacunas.

-Qué importante lo que cuentas, porque ahora en pandemia muchas personas no querían vacunarse.

Sí pues, hay gente que no cree en la ciencia. Y así empezó la polio y dejé de caminar. A los 4 años volví a caminar. Pero antes yo me arrastraba en el piso y ahí desvié mi columna, capaz por un esfuerzo para moverme. A los 12 años ya llegué a la Clínica San Juan de Dios y me operaron de la columna, me pusieron una barra para que mi columna no se siga arqueando, pero al año y medio mi cuerpo rechazó esa barra. La retiraron y yo ya tenía 13 años, y dije: “No quiero volver a la clínica; si Dios quiere que yo sea así, seré así, no me siento menos que nadie y no quiero estar nuevamente un año y medio tirado en la cama. Déjenme así, yo soy así y el que me quiere, que me quiera así”. Y así he vivido y estoy bien.

-Y hoy eres un cantante popular y tienes tres hijas y una de ellas está en el ejército de EE.UU.

Ella se fue a los 4 años de Perú, se fue con su madre. Y hasta que un día me dijo que quería entrar al ejército, algo que no lo podía creer. Ya tiene dos años en el ejército y continuará la carrera.

-¿Le ha tocado viajar, tal vez, al Medio Oriente?

Iba a ir, yo estaba preocupado, triste. Pero han desistido.

-¿Y tú qué querías ser?

Médico o ingeniero. Pero la música ganó territorio.

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-¿No pensaste dejar el Perú e irte a radicar a EE.UU.?

No. Acá está mi negocio, de esto vivo, de esto mantengo a mis otras dos hijas. La primera es Tamara Nicole (en EE.UU.), la segunda es Cielo Guadalupe y la última es Julia. Cielo estudia en ESAN Negocios Internacionales y tengo que trabajar por ellas.

-Qué bonito, al final tus hijas tienen las oportunidades que quizás no tuviste.

Son logros y es la herencia más grande que uno le puede dar a los hijos. Yo intenté estudiar Ingeniería, ingresé a la universidad, estudié un ciclo pero me dediqué a la música porque justo era la época que pegó la canción y empecé a trabajar. “Vuela palomita” es un éxito que perdurará, es como “Colegiala”, “Caballo viejo”. Son canciones que quedan para la eternidad.

-Esa canción te cae como anillo al dedo.

Escuchas “Vuela palomita” y dices es Dilbert Aguilar, Dilbert Aguilar es “Vuela palomita”.

-¿Qué te ha dado la música?

La música me ha dado la vida, es lindo que la gente te quiera.

AUTOFICHA:

- “Soy Slady Edilberto Aguilar Fernández. Tengo 48 años, nací en Jaén, Cajamarca. Mi madrecita falleció hace casi 30 años, falleció de cáncer, antes de que yo salga de mi pueblo. Ella, desde arriba, me ayudó y sigue chambeando desde arriba”.

- “Debo haber publicado unos 40 a 50 discos, pero he grabado 350 canciones. Las más exitosas son ‘Mis últimas lágrimas’, ‘Vuela palomita’, ‘Agonía de amor’, ‘Sé que llorarás’. También interpreto ‘Alpaquitay’. Y publicaremos el videoclip oficial de ‘Vuela palomita’”.

- “El videoclip de ‘Vuela palomita’ será con imágenes de la gira que hicimos a Europa en diciembre último. Y lo vamos a lanzar en unos 15 a 20 días. Esa canción la he cantado, a veces, hasta en cinco oportunidades en cada show que daba en Europa; por eso pensé hacer el video. Y estamos promocionando ‘Unita más’”.

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