Antes de que el fenómeno de El Niño Costero azotara al Perú el 2017, dejando la icónica imagen de Evangelina Chamorro emergiendo de un huaico, una avalancha semejante ocurrió en la ciudad de Armero, en Colombia. Lamentablemente, en el país vecino el desastre cobró vidas. Entre ellas, la de familiares del artista bogotano Édgar Álvarez. Él recuerda que al ver por primera vez la impresionante imagen de Chamorro, recubierta de barro, volviendo a la vida, se sintió profundamente conmovido. En ese momento, Álvarez plasmó dicha escena con figuras de plastilina, la publicó en sus redes e inició una conexión más cercana con el Perú. Incluso llegó a conocer personalmente a Evangelina. Ahora, su más reciente video “Crianza en entornos de migración”, es protagonizado por personajes de plastilina que retratan la realidad de millones de migrantes venezolanos que llegaron al Perú con sus hijos menores y se enfrentan al enorme desafío de continuar brindándoles una crianza adecuada con amor y disciplina. Este trabajo será presentado en nuestro país el 6 de julio.

¿Por qué elegiste la plastilina como el material de tu trabajo artístico?

Desde niño me gustaba hacer muñecos en plastilina. Estudié artes plásticas y mis maestros siempre me decían que eso era para niños, que coja oficio y madure (ríe). Entonces yo, por pura terquedad, seguí con el material y mi tesis la hice con plastilina. Lo que hago, más que manejar una técnica, es contar historias y llegarle a la gente con mensajes. La plastilina es un muy buen medio para eso.

¿En qué se diferencia la plastilina con otro tipo de materiales para tu trabajo?

La plastilina sirve como puente. He hecho muchos trabajos donde abordé temas de migración, que es una situación muy compleja, tiene muchos tabúes, prejuicios. La gente se acerca a mi trabajo. Primero, por el muñequito, y luego recibe el mensaje. Muchas veces, por los prejuicios en las artes hacia el material, se deja de lado la plastilina. Pero resulta que tiene una cantidad de posibilidades inmensas, tanto a nivel pedagógico como de comunicación y artístico.

¿Existió un momento clave que te hizo decidir que esto era a lo que querías dedicar tu vida?

Descubrí todas las posibilidades de la animación en una productora de comerciales donde trabajé a los 17 años como mensajero. En el momento en que hice mi primera animación me di cuenta de que esto era lo mío, porque era como ese típico sueño de niño en el los muñecos cobran vida. ¡Fue algo, para mí, increíble! Todavía recuerdo ese momento y fue fundamental.

¿Por qué la mayoría de temas que abordas tiene que ver con el mundo callejero?

A mí se me facilita hablar con la gente de la calle y siempre que les cuento que hago muñecos con plastilina piensan que estoy loco. Entonces, entre locos nos entendemos muy bien (ríe). Esa es una ventaja grandísima y me sirve para acercarme muchísimo a la gente, que me cuenta de todo porque me ven como un igual. Eso es muy chévere.

En tu experiencia trabajando con migrantes, ¿cuál te parece que es la constante que empuja a una persona a tener que salir de su hogar?

Hay muchos problemas de violencia, temas políticos y guerrillas que hacen que la gente salga. Y también hay quienes dicen “es que aquí no tengo la educación suficiente, pues, me toca irme del lugar en el que vivo”. Debemos entender que no es para nada sencillo cambiar tu lugar cercano.

Cuéntanos de qué se trata el video sobre migración y crianza que vas a presentar.

Tiene que ver con el cuidado, que es tan importante por parte de los migrantes hacia sus hijos. Es absolutamente distinto tener hijos en un proceso migratorio. Es algo muy difícil. El video está enfocado en cómo cuidarlos en este entorno tan complejo. En el proceso de producción del video partimos de entrevistas a padres y madres que nos contaron cómo ha sido la crianza, la labor materna y paterna, cuando se está en pleno tránsito de un país a otro.

¿Con qué impresión te gustaría que las personas se queden al ver este trabajo?

Lo que me parece fundamental es la empatía. Que la gente se ponga en los zapatos del otro, porque suele haber una fuerte tendencia a rechazar lo desconocido. Nosotros no somos países acostumbrados a recibir migrantes, sino a exportarlos. Por eso es un fenómeno muy raro. Cuando la gente entiende lo difícil que es salir de un país, cambia la percepción de lo que son los fenómenos migratorios. Algo importante que hay que entender es que los delitos no tienen nacionalidades. Hay mucho juzgamiento con relación a eso. En la medida que uno pueda entender al otro, es mucho mejor. Debemos darnos la oportunidad de acercarnos a un acento distinto, a una forma de pensar distinta, a una persona completamente distinta.

¿Por qué la empatía es tan importante?

Es que es algo totalmente clave para aprender a convivir en este planeta. En Colombia, nosotros tenemos una campaña: “Tomarse un tinto con alguien distinto”. Es como ‘venga, tómese un café con una persona que piensa distinto y escúchela, a ver qué’. Eso es lo mínimo que uno puede hacer. Es algo bonito, porque entre más conoce uno, más aprende. Para saber lo duro que es salir de su hogar y lo complicado que es arriesgarse, se necesita diálogo. Si uno habla siempre con los mismos, no hay chiste, no hay aprendizaje. En cambio, cuando uno se toma el tiempo de conocer a alguien diferente, se te abren muchas ideas que nutren tu mente y tu corazón.