“La magia es generar emociones. Por eso hay tantas cosas que nos parecen mágicas en el mundo, como el fútbol, el amor y la comida de mamá”.
“La magia es generar emociones. Por eso hay tantas cosas que nos parecen mágicas en el mundo, como el fútbol, el amor y la comida de mamá”.

Ernesto Carpio-Tirado está tan acostumbrado a que lo llamen ‘Plomo’, que si en la calle le gritaran su nombre, no voltearía a responder. Desde pequeño recibió esa chapa por herencia de su padre, sonidista de la mítica banda sesentera . Fue por influencia de él y de su madre que entró al mundo del espectáculo y ahora, cada año, estrena un show en el que combina magia y humor. En estos tiempos, donde cada vez es más difícil sorprender a la gente, ‘Plomo’ cree que su mejor truco es hacer aparecer una sonrisa en el rostro del público y pasar un momento divertido en medio del ruido de la ciudad. ¡Qué empiece el show! 

¿Qué es la magia?
Es generar emociones. Por eso hay tantas cosas que nos parecen mágicas en el mundo. Por eso es que el fútbol tiene tanta magia, por eso es que el amor tiene magia, o cuando mi mamá cocina algo es mágico por todos los detalles que ese plato tiene alrededor. Nos pasan un montón de cosas mágicas en el día a día que no podemos explicar por qué están más por el lado de la emoción que de la razón. 

¿Y qué tipo de magia haces?
Si la tuviera que definir, considero que hago magia con humor, que no deja de tener sorpresa o esa imposibilidad que debe tener todo truco. No soy para nada un mago clásico ni pretendo serlo, ni me gustaría serlo. Me gusta mucho el estilo de magia en el cual estoy, al que he llegado después de muchos años. 

¿De dónde viene el nombre ‘Plomo’?
Es una herencia de mi viejo, a él también le decían ‘Plomo’ en los Traffic Sound, una banda famosa de los sesenta. Y como yo, desde los tres años en adelante, paraba solo con él y sus amigos, todos me decían ‘Plomito’. Cuando entré a la radio, a los dieciséis años, me presentaron como ‘Plomo’. Si me preguntan si es mi nombre artístico, pues no, es mi nombre. Mi mamá me dice ‘Plomito’. Si me gritan Ernesto en la calle, creo que no volteo. 

Entonces, ¿es por el lado de tu papá que aparece la vena artística?
Sí, aunque más por el lado de mi mamá, Peggy Lindley, productora, directora y escritora de teatro, cine y televisión. Ella ha sido productora general de Trampolín a la Fama. Es una trotamundos mi vieja, una artista que nunca está en un solo lugar. Entonces, creo que por ahí viene también la parte artística. 

¿Y cómo llegaste a la magia?
La magia la encontré de casualidad. Yo ya hacía radio, hacía shows de humor, me contrataban para contar chistes en típicos almuerzos de empresas. A mí me gustaba mucho la timba, entonces me di cuenta de que tenía una habilidad especial para las cartas y hacía trampa. Un verano, un amigo me enseñó un truco y eso lo empecé a meter en mis shows y resultó que la magia llamaba un poco más la atención, era un excelente rompedor de hielo. De repente me hice más conocido por la magia que por las otras cosas. 

¿Qué es lo que más te enamoró de la magia?
La reacción de la gente. Es que esa es la magia. Es muy chévere hacer un truco y ver que alguien se sorprende y no sabe cómo ocurren las cosas. Generar eso es muy parecido al humor. Generar risas es bravazo. Y además a mí que me gusta contar historias, creo que contarlas mágicamente es una forma bonita de hacerlo. 

¿Por qué tu show más reciente se llama ‘Hay una vida mejor’?
Es una sátira, hago un monólogo sobre esas pequeñas cosas que te pasan de vueltas en el día a día. Hago que la gente se anime y cuente un poco las suyas. No me refiero al tráfico, a la corrupción, sino a esos pequeños detalles que molestan bastante. Como las centrales telefónicas o tener que actualizar la computadora en los momentos más críticos. También hablo mucho de la música moderna, que creo marca la decadencia del mundo. Soy un renegón en general y en el show también. Ver a alguien renegando de manera creativa sobre esto a la gente se le hace atractivo y se siente identificada. 

Y de todo eso, ¿qué es lo que más te molesta?
Las centrales telefónicas. Lo que pasa es que a mí la robotización del ser humano me enferma. Por ejemplo, llamar a pedir una pizza y que te contesten: “Hola, ¿qué tal? Gracias por llamar a Pizza No sé Qué. ¿Contesta la familia tal, de dirección tal? Y uno no puede ni decir ‘hola’ en cinco minutos. Extraño que haya una conversación natural.  

¿Te consideras un tipo nostálgico?
Absolutamente. Yo siento que se pone peor el mundo. En los sesenta, en una isla maravillosa que se llama Puerto Rico, se fusionaba el jazz con el guaguancó, con los ritmos tropicales y se generaba la salsa, que es una música maravillosa. En este siglo, en el mismo lugar de la tierra, se genera el reggaetón. Si eso no es una muestra clara de lo mal que estamos haciendo las cosas, ya no sé qué decirte. Y así es todo. Creo que nos hemos llenado de cáscara, de envoltura, de envase, lo de adentro importa cada vez menos y eso a mí me parece bastante grave. Las redes sociales magnifican eso porque no importa que estés feliz, importa que muestres que estás feliz. No importa que tengas tal cosa, importa que muestres que lo tienes.

¿Y cuál crees que es el rol del humor en ese contexto?
He buscado leer y conversar con otros artistas y humoristas y creo que el humor tiene una labor de incordiar, de tocar ciertos temas que a veces son incómodos. Aunque ahora con todo esto de lo políticamente correcto, el humor también se ve afectado porque hay cosas de las que no puedes hacer chistes. En las redes hay mucha gente que está esperando para decirte racista, misógino, intolerante. Pongas lo que pongas, hay alguien que te va a insultar. ¿En qué momento se convirtió esto así? Estamos peleando todo el tiempo. Por eso me gusta esa complicidad que se genera alrededor de un truco de magia y anécdotas de humor. Hay un momento de unión. 

“En las redes hay mucha gente que está esperando para decirte racista, misógino, intolerante. Pongas lo que pongas, igual te van a insultar”.
“En las redes hay mucha gente que está esperando para decirte racista, misógino, intolerante. Pongas lo que pongas, igual te van a insultar”.

AUTOFICHA
- ​“Escribir cuentos y poesía es algo que me fascina. He publicado un libro. Mis autores favoritos son Julio Ramón Ribeyro; José Watanabe, a quien tuve la oportunidad de conocer y que revisó algunos de mis poemas; el argentino Alberto Fontanarrosa. Me encantan los cuentistas que hablan de fútbol”. 

- “Hoy es la presentación de mi show ‘Hay una vida mejor’, en el Teatro Peruano Japonés, a las 8 de la noche. Es la única fecha de reposición del evento este año, porque ya estamos preparándonos para el próximo con todo el equipo de producción de Caja Májika”. 

- “Tengo trece tatuajes. El primero que me hice fue el Ojo de Ra. Es el primer dibujo mágico del que se tiene registro en un papiro egipcio de una corte del emperador Efi. Mi último tatuaje es uno de la princesa Leia, de Star Wars, que aún no está completo porque le falta R2D2, el halcón. Va a ser una composición”.

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