La Mente presentó el videoclip de "Falta la mitad".
La Mente presentó el videoclip de "Falta la mitad".

Se conocieron en un salón de 40 alumnos del colegio Los Reyes Rojos. “Conozco a Richi desde que me acuerdo”, dice Nicolás Lúcar Soldevilla, o simplemente Nicolás Duarte. El entonces director del centro educativo barranquino, Constantino Carvallo, como una forma de ‘castigo’, los hacía tocar en los eventos escolares. Los recreos también fueron espacio para acercar su amistad, pero fue el terreno de la , entrado el siglo XXI, el que los consagró en un escenario.

En aquellos prematuros años, en los circuitos alternativos predominaba el denominado ‘chiquipunk’. Ricardo Wiesse y Nicolás no encajaban. Así construyeron un propio camino, que se asfaltó desde sus experiencias en Suda y Cuchillazo, respectivamente. El primero, epicentro frenético del ska, reggae y punk; y el segundo, el rescate de la potencia del rock. El resultado fue , banda que va rumbo al quinceañero, en el año del bicentenario.

Con cuatro discos en su biografía, han lanzado en plena cuarentena el videoclip del primer single de su próximo disco: “Falta la mitad”, que ironiza sobre la condición del ser humano. Entre las imágenes en blanco y negro, destaca la presencia de la bailarina . Canción producida por Manuel Garrido-Lecca, quien antes ha trabajado con Pedro Suárez-Vértiz y Libido.

Estos también son días en blanco y negro. Nicolás y Ricardo intentan darle color. Duarte creando y criando, en familia. Wiesse, de padre pintor, dibujando, siendo padre y revisando los vinilos que heredó de su madre escultora, tal vez como una forma de tenerla al lado.

-¿Estaremos a la mitad de la cuarentena?

Nicolás (N): El problema es que en el Perú el grado de desnutrición, obesidad infantil, anemia hace que la población de riesgo no sea la que se maneja dentro de los datos universales. El virus entra a un asentamiento humano y todo se complicará.

Ricardo (R): Esperemos que pase pronto, pero bien, resolviéndose el problema. Sin un rebrote peor.

-¿Cómo vive un músico esta cuarentena?

(R): Mi táctica en esta cuarentena es no pensar en el panorama económico-laboral en nuestro rubro. Me dedico a mi familia. Este proceso también tiene un lado muy enriquecedor en las relaciones familiares.

(N): Somos privilegiados, más allá de que no tengamos un ingreso y que veníamos de una situación difícil. En los últimos dos años la industria musical ha frenado un montón. El músico que se gana el día a día como ambulante o los técnicos que si no hay conciertos, no tienen cómo llevar comida a su casa, son quienes realmente pagarán pato.

-¿Qué debería pasar en el sector musical para recuperarse de esta situación?

(R): Debería haber una medida que dictamine un porcentaje de más artistas nacionales en la radio para, aunque sea, tener el soporte de las regalías. Ahora, esta es una solución para los que están registrados en sociedades como Apdayc o Soniem. Pero dentro de la música hay muchos rubros, como el de los técnicos, y todos son necesarios. El panorama es negro.

(N): Se ha develado lo absurdo de la economía en el sector musical. Se generó una economía súper sensible que en cualquier momento se podía caer. En este país se consume un montón de música, tal vez de los contenidos culturales que más se consumen, pero de esa música, muy poca es local. En este periodo de crisis las radios están llamando a los músicos locales para que hagan streaming, músicos a los que no programan. Ya ni hablar de los técnicos que trabajan en megafestivales, que no tienen ni siquiera un contrato. Les cae un tacho de luz, ¿y quién le paga la hospitalización? Es una economía informal. Tenemos que replantear la manera en que nos desarrollamos.

-“Falta la mitad” pone el dedo en la llaga. Recuerdo esta frase: “Qué calamidad esta humanidad, que solo piensa en acumular”. ¿Por qué hicieron la canción?

(N): Somos personas incompletas en muchos sentidos. Estamos llenos de deudas con nosotros mismos. Hasta la persona que lo tiene todo, quiere el doble. Es una reflexión sobre el ser humano insaciable. Nuestra especie no para de consumir e invadir y, ahora que está confinada en sus cuevas, el resto de la vida en el planeta está realmente descansando de nosotros.

(R): Los músicos, como cronistas de nuestros tiempos, no necesitamos bolas de cristal para crear canciones que dentro de muy poco tiempo se vuelven realidad.

-¿Qué mitad le falta a la humanidad?

(R): Tal vez, le sobra.

(N): Rubén Blades hablaba de esta idea de salir más fuertes de la crisis como un error de percepción. Lo que debemos hacer es salir cambiados.

-¿Es cierto que la música nos hace mejores?

(N): Es como la comida, que genera energía, pero si comes toda tu vida McDonald’s, es probable que mueras de un paro cardiaco. El buen arte te puede ayudar a nutrirte, pero hay arte con exceso de calorías, que es muy posible que te vuelva un idiota.

-¿La música y el arte en general son necesidades básicas?

(N): Hay momentos en que te asfixias, de los que yo salgo casi siempre con música. Te ubica en planos emocionales que te ayudan a salir de la oscuridad.

-Ricardo, en tu caso, además de la música, pintas.

(R): Yo dibujo como excusa para escuchar música (ríe). El arte a veces te ampara, te mima. Yo duermo a mi hija con música.

(N): De lo que más nos va a costar salir es del tema psicológico, que va a requerir todas las herramientas de ayuda emocional posibles, y el arte es una de ellas.

-¿Qué mitad le falta a La Mente, o lo tiene todo?

(N): La expresión más real de la música es cuando la compartes con más personas. Este sector musical al que pertenecemos ha crecido junto con su público.

(R): Somos músicos de la vieja escuela, tenemos la necesidad del acto en vivo.

(N): Lo que más extrañamos es nuestra otra mitad, el público.

AUTOFICHA:

- “Soy Ricardo Wiesse Hamann, nací en San Borja, en 1977. Salí del colegio y me fui a estudiar a Brasil, la carrera de Artes Integrales, pero dentro de la plástica. Volví a Lima e hice cursos muy buenos de música con Jorge Madueño, el papá de ‘Pelo’. Un curso de lujo como el entrenamiento rítmico. Me considero más rítmico que melódico. Comencé tocando el bajo en La Pura Purita”.

- “Soy Nicolás Lúcar Soldevilla, pero he adoptado el nombre artístico de Nicolás Duarte, que es el apellido de mi padrastro. Tengo 42 años, nací en el 77, en el Hospital del Empleado. Ingresé a la Católica para estudiar Filosofía; no funcionó y empecé a trabajar en publicidad. Por José Dacal y Santiago Pillado me acerqué más a la música. Y armamos Camarón Jackson y Chorrillos Sound Machine”.

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