Manolo Del Castillo vuelve con Reportaje al Perú. (Foto: Martin Pauca).
Manolo Del Castillo vuelve con Reportaje al Perú. (Foto: Martin Pauca).

Viene del norte de Arequipa, de Choqolaqa, un bosque de piedras producto de una erupción volcánica. “De los más alucinantes que hay en el Perú”, me dice. Para llegar, se pasa Chivay y en vez de entrar a los pueblos del valle, se viaja en sentido contrario hacia las nacientes del Colca, límite con Cusco. “Es otro mundo”, agrega.

recuerda el olor a polvo en las carreteras, cuando se colaba en la camioneta; el olor de las casas antiguas del Callejón de Huaylas. El destino era Huaraz, la tierra de su familia, donde habitan sus principales recuerdos de infancia y donde tal vez nacieron las razones de por qué viaja. Ya son 23 años en la ruta de Reportaje al Perú vía TV Perú, programa que vuelve a las pantallas, los domingos, 5 p.m.

No lleva maleta, lleva mochila. Nunca falta una ‘chata’ con algún licor. Y es imprescindible, desde hace 18 años, su amuleto que parece un muñeco vudú, que le regaló un brujo en Chiclayo; con él ha buceado, ha pisado la Antártida o alcanzado alguna cumbre de la Cordillera Blanca. Solo usa botas de viajero y un reloj con altímetro y brújula. Antes de empezar el viaje, dibuja a mano un mapa para todos los miembros de su equipo, donde traza la expedición. Mapa que consulta en el trayecto.

Y ahora se va para la reserva de Nor Yauyos Cochas, al nevado Pariacaca, que termina por Huancaya y Lunahuaná. Un viaje de ocho días. Y siempre pregunta qué más hay, y siempre hay más.

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¿Los peruanos conocemos el Perú?

Estamos empezando a conocerlo. Después de la pandemia hemos empezado a viajar más. La gente está revalorando que el viaje te da mucho. Las comunidades se están abriendo mucho a recibir turistas. Pero cuidemos los lugares donde vamos porque son frágiles.

No los estamos cuidando.

Todavía no. Hay pintas, nos falta un poco de cultura viajera. No es solamente ir para tomarte la foto y ya nunca más volver.

¿Qué es tener cultura viajera?

Que lo interesante no solo sea irte a tomar el selfie, que hoy estamos bombardeados por eso. Lucho contra el turismo selfie. No vayas a Vinicunca, la montaña de siete colores, solo para tomarte el selfie, que incluso luego le vas a poner photoshop porque te tocó un feo día; el camino es lindo, pero los tours salen a las 3 de la mañana; hay muchos tours que son inhumanos, no son técnicos y no le sacan provecho al recurso, la gente viaja toda la noche y lo que le interesa es solo llegar al sitio que vieron en un selfie.

Hay que disfrutar el camino y no solo el destino.

Y hay comunidades, hay cultura, hay paisajes más bacanes que el destino. Te pierdes de todo eso cuando solo vas para tomarte la foto.

¿Hay que tener carro y mucha plata para viajar?

¡No! Ahora te mueves por todos lados. Cuando empezamos con Reportaje al Perú había destinos a los que era insufrible el viaje por el estado de las carreteras, ahora ha mejorado bastante.

¿Por qué crees que programas como el tuyo han logrado calar en la gente?

Siempre dije que Reportaje al Perú tenía que darle la contra a las malas noticias. Queremos mostrar un lado optimista y positivo del Perú.

¿Recuerdas tu primer viaje en la vida?

Ha sido en la cuna. Mis viejos me contaron que estábamos en Ica y yo estaba en mi corralito. Mis viejos viajaban bastante. Mi papá era policía; entonces, él viajaba. Su familia era viajera. El abuelo cruzó a pie la cordillera en Áncash, estamos hablando de los 1940.

¿No quisiste ser policía?

Me dijo una vez, y me gustaba, sobre todo el lado épico de ser policía, pero también me alejaba el tema de la formalidad y tener que cumplir la orden de los superiores. Acá en el canal una vez me pusieron terno para leer el noticiero (risas), y no funcionó.

¿Por qué vivir viajando? Es difícil, porque al final no estás en ningún lugar.

Claro. Es lindo. Todo el mundo me dice “tienes el trabajo envidiado”, “te pagan por viajar”. Pero tiene su lado fregado: desde que me divorcié hace muchos años porque no paraba (de viajar), entre otras cosas, hasta que falta tiempo para hacer cosas personales. Siempre digo que me gustaría tener un perro, un gato o un loro, pero no puedo porque quién lo cuida cuando salgo de viaje.

¿Hijos?

No tengo.

¿Por decisión?

Sí. Ni hace 20 años ni ahora. No me da vueltas la idea, no me arrepiento. Un día cuando esté viejito me dirán: “¿Y tus hijitos?”. Ahí están, en Reportaje al Perú, a eso le he dedicado parte de mi vida.

Pero te diste un respiro de tres años.

Horrible (ríe). Estuvo a punto de desaparecer el programa.

Podrías ser un exitoso youtuber.

Lo estuve pensando.

¿Debes haber sido el referente para varios youtubers viajeros?

Quizás sí. En mi caso, yo vi a Alejandro Guerrero y él era el único. A todos nos ha quedado algo de Alejandro Guerrero.

¿De dónde eres? ¿Cuál es tu lugar?

De la sierra, en Áncash, a 4 mil metros, es donde mejor me siento emocionalmente, físicamente. Ahí me siento más vivo. Pero la comida más rica está en la selva, y también su gente.

Eres de extremos, Manolo.

En lo más alto me gusta estar solo. Y cuando quiero estar acompañado, me voy a la selva.

AUTOFICHA:

-“Soy Manuel Augusto del Castillo Otero. Manolo me llamo por mi abuelo, que era español. Nací en Lima, tengo 55 años. No conocí a mi abuelo español, era viajero y fue alcalde de Huari, en Áncash. Cuando hay elecciones me llaman de los partidos políticos (risas), pero no...”.

-“Yo soy enemigo de decir ‘en el camino aprendo’. Soy comunicador y viajero. Cada uno sabe sus fortalezas. Cuando viajo llevo música para la carretera, pero no uso audífonos, me gusta escuchar lo que pasa. Llevo mis playlist para la carretera, los hago rockear a todos”.

-“Además de viajar, me gusta disfrutar del cine y la música. Pero ahorita tenemos para viajar por montones, no hay más proyectos por hacer que viajar con Reportaje al Perú, ir a la mayor cantidad de sitios posibles. Por ejemplo, queremos viajar a la triple frontera con Colombia y Brasil”.

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