Milena Weepiu se ha formado en Turismo y Administración, Gestión Pública y Educación.
Milena Weepiu se ha formado en Turismo y Administración, Gestión Pública y Educación.

De Chachapoyas se viaja a Utcubamba durante unas dos horas y media en auto. El siguiente destino está a una hora en capital. El viaje continúa, en combi o camioneta, hacia Nieva, el trayecto dura unas cuatro horas. Pero antes de llegar a Nieva está la comunidad de Urakusa, en la provincia de Condorcanqui, frontera con el Ecuador, donde nació Milena Weepiu Samekash, a 20 pasos de la plaza, rodeada de vegetación, donde aún viven su madre, primos y hermanos.

Milena hoy vive y trabaja en el otro extremo de Amazonas, en Chachapoyas, provincia que limita con Cajamarca, La Libertad y San Martín. Es profesora en la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza. Es la primera mujer awajún en graduarse como doctora en Educación y se ha propuesto trabajar por el empoderamiento de niñas y jóvenes. El pueblo es el segundo más numeroso de nuestra Amazonía.

Su padre fue profesor, líder indígena, defensor del medio ambiente. Falleció en junio de . Milena es la segunda de 12 hermanos, ocho mujeres y cuatro varones. De niña quería estudiar corte y confección, soñaba con tener una línea de ropa. Formada en Turismo y Administración, Gestión Pública y Educación, logró llevar un curso intensivo de corte y confección. “Siempre digo que no se centren en lo que les gusta; si no, te atrasas; trata de estudiar algo corto, terminas, trabajas y con ese ingreso logras lo que querías”, propone y agrega: “Yo lo hice”.

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-¿Ser doctora en Educación ha sido un objetivo desde temprana edad o, más bien, lo ha ido descubriendo?

Luego de culminar mis estudios de secundaria, mi papá tenía la aspiración de que sus hijos sean filósofos, antropólogos, arqueólogos. Tuvo la oportunidad y mi papi me envió a Lima para estudiar en San Marcos en la carrera de Lingüística. Pero no quise porque no me gustaba estudiar en la universidad, porque tenía la idea de que era para gente pudiente. Por ese temor nunca imaginé llegar a la universidad. Mi meta era estudiar una carrera corta, como Corte y Confección o Contabilidad.

-¿Se sentía menos?

Mencionaban que el estudio era muy fuerte, que el nivel era bastante avanzado, y nosotros venimos de un lugar que ni siquiera alcanza ese nivel, venimos de una cultura diferente; entonces, salir de ese contexto a otra realidad era muy difícil.

-¿Y en qué momento vence al prejuicio?

Cuando no ingresé en Lima, regresé a Bagua, donde mi padre trabajaba. Escuché la publicidad en las radios donde mencionaban el ingreso a la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza, que había abierto en Chachapoyas, y entonces dije ‘por qué no lograrlo’. Mi padre me decía: “Si tienes el temor de llegar, de intentar, nunca lo lograrás y así te quedarás; entonces, nunca digas que ‘ese fue mi destino’ porque es un error, uno mismo hace su destino, puedes romper esa barrera”. Tuve la valentía de decir ‘voy a intentarlo’. Ingresé a la universidad y para seguir estudiando llegué a dormir en el piso, porque no había dinero para comprarse una cama. Seguí estudiando, trabajé en tiendas y restaurantes, como mesera, ayudaba a lavar los servicios. Pero conforme pasaron los años, encontré bastante discriminación.

-¿Incluso en Chachapoyas?

Sí, pero logré romper eso y superarlo. Tuve valor y lo afronté.

-¿La discriminaron por ser mujer o por ser awajún?

Por ser awajún, por no saber expresarme de manera perfecta. Venía de una zona humilde. Pero no fue motivo para abandonarlo; al contrario, fue una fuerza para avanzar más, demostrar que sí se puede. Y algo que también quiero compartir es que una persona eclesiástica, que no quiero mencionar su nombre, me negó la oportunidad de estudiar Contabilidad. Recuerdo que le decía a mi padre: “¿Por qué quieres que tu hija estudie?, ella no necesita superarse, tiene a su padre preparado”.

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-¿En la comunidad awajún todavía hay ese miedo a explorar otras opciones?

Lo que pasa en la comunidad es que hay bastante machismo. Quizás por esa razón tuve ese temor a salir. Hay mucho machismo: que las mujeres no pueden superar, no pueden liderar, tienen establecido el rol de ser ama de casa, cuidar hijos, criar animales. Sucede hasta ahora. Pero he logrado avanzar también gracias a que mi esposo me motivó, me empujó para todo lo que he logrado, como hacer mi posgrado y ahora mi doctorado. Por eso les digo a todas las mujeres indígenas del Perú que sí se puede, podemos llegar muy lejos, podemos dirigir, gobernar, debemos ser autoridades, tenemos muchas potencialidades. No podemos postergar nuestros sueños; al contrario, volar muy lejos.

-¿Cuál es la realidad de la comunidad awajún hoy en día?

Las mujeres indígenas tienen ganas de estudiar, de salir, de lograr lo que quieren, pero algunas no tienen la posibilidad. Y como hay bastante machismo, las mujeres no pueden salir a estudiar.

-¿Pero hay acceso para la educación en general?

En la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza se ha creado una escuela profesional en educación intercultural bilingüe con varias especialidades para la población indígena awajún. Ya hay más de 3 mil alumnos egresados, entre mujeres y varones.

-¿Qué falta por hacer?

Falta más educación; por ejemplo, ahora en pandemia hay desigualdad total porque se llevan clases de manera virtual y en las comunidades no hay acceso a Internet. El Gobierno ha repartido laptops, pero no hay Internet.

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-¿Cuánto influenció su padre, que también fue profesor?

Siempre tuvo la ambición de escribir libros, nos inculcaba que debíamos escribir sobre nuestra cultura y nuestras costumbres. Y, finalmente, logré escribir mi primer libro.

-¿Hoy aún tiene miedo?

Ya no. Ya salí de todo eso, tengo más ganas de salir adelante, quiero seguir logrando mis sueños. Seguir escribiendo, enseñando, convertirme en investigadora como mujer indígena.


AUTOFICHA:

- “Me llamo Milena Leticia Weepiu Samekash. Tengo 39 años. Soy de la comunidad nativa awajún de Urakusa, que hoy ya es un centro poblado, que pertenece al distrito de Santa María de Nieva, provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas. Y tengo una hija”.

- “Estudié Turismo y Administración, luego hice el posgrado en Gestión Pública en la Universidad César Vallejo y quiero agradecer a la Fundación Hull de Florida, EE.UU., que me brindó el apoyo para continuar mis estudios. De ahí hice el doctorado en Educación también en la UCV”.

- “Soy docente de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza, donde enseño los cursos de Deontología, Relaciones Públicas e Imagen Corporativa e Investigación de Mercado. Ya escribí mi primer libro Unimagmi awajún chichat (Aprendamos a hablar awajún), que publicaré este año”.

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