Natalia Maysundo es directora del documental ‘Las cautivas’. (Foto: Martin Pauca).
Natalia Maysundo es directora del documental ‘Las cautivas’. (Foto: Martin Pauca).

Su padre fue militar. Estricto en su forma de pensar, sin grises, blanco o negro. En algún momento pidió que no se mencione que por el lado materno de Natalia había familia chilena. Y su madre le dijo a Natalia que cuando viaje a Lima no confiese aquel origen. Solo hizo caso al inicio.

Natalia nació en . Sus bisabuelos, Dimas e Isabel, en Arica. Ambos tuvieron que huir y dejar su casa por el constante acoso que sufrían por negarse a rechazar su nacionalidad peruana tras el fin de la Guerra del Pacífico. Historias familiares que Natalia Maysundo narra en el documental Las cautivas, historias atravesadas por la división y el destierro.

El filme, cuyo proceso de creación duró siete años, ya viajó por festivales internacionales, fue presentado en Arica y Tacna. Está de gira nacional: el 24 de febrero se exhibirá en Trujillo y el 25 en Chiclayo; el 28 vuelve a Lima y luego llegará a Ayacucho, Chachapoyas, Pucallpa, Puno y Arequipa.

Cuando Natalia tenía 9 o 10 años, su padre se volvió a casar. Y ahí empezó un alejamiento casi permanente. Dejó de verlo por unos 10 años antes de que fallezca. La paternidad ausente será el tema de su próxima cinta. No sabe si llegó a enterarse de qué trataba Las cautivas, pero Natalia recuerda que, finalmente, la felicitó por la película.

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Vivimos tiempos en los que se vuelve a poner énfasis en los conceptos de patria, nación, identidad, fronteras.

Hacer la película fue cuestionarme todas esas ideas. Como se sabe, Tacna es una ciudad muy patriota, desde niños o niñas siempre nos enseñan el amor a la patria. Yo aprendí todo eso. Pero cuando fui creciendo y nos reuníamos con mi familia, comencé a preguntarme por qué mi familia es peruana-chilena cuando en el colegio me enseñaron que en la Guerra del Pacífico los chilenos fueron los malos. Le preguntaba a mi mamá y ella me decía que mis bisabuelos vivieron en Arica y pasaron por un proceso de chilenización, pero ellos decidieron ser peruanos. No lo entendía muy bien. En general en el país se habla de la Guerra del Pacífico, pero no se habla de lo que vivió la gente, el pueblo. Mis bisabuelos lo vivieron en carne propia. Y así empecé a hacer la película. En la investigación encontré unos grabados y ponían a Tacna y Arica como cuerpos de mujeres, fue ahí que comencé a hacer la analogía entre el territorio y las mujeres, la madre patria, el territorio como espacio de conquista...

¿Por qué se quiere seguir conquistando territorios?

Hay una necesidad de poder. A través de las fronteras geopolíticas se construyen otras fronteras: sociales, raciales, de género, fronteras que te hacen pensar que el que está del otro lado es diferente a ti, que es un extraño. Pero con mi propia historia me di cuenta de que del otro lado estaban mis tíos, primos, que tenemos distinta nacionalidad, pero seguimos siendo familia.

Hoy vivimos entre fronteras o murallas del pensamiento.

El país está fracturado y fragmentado, porque creemos que las regiones están en contra de la capital o la capital en contra de las regiones. Cuando hice la película quería que se entienda que seguimos replicando las fronteras desde otros lugares.

¿En qué situación estaba Arica cuando nacieron tus bisabuelos?

Ellos nacieron en una Arica que ya estaba ocupada por Chile. Nacieron en 1900, cuando ya la guerra había terminado. Arica y Tacna estaban ocupadas. Pero ellos eran de familias peruanas. Eran peruanos. En ese entonces lo que intentó hacer Chile fue que las personas que vivían en esos territorios se chilenicen, porque la idea era que en algún momento se iba hacer un plebiscito donde Tacna y Arica iban a votar para decidir a qué país iban a pertenecer. También trajeron mucha gente del sur de Chile a vivir en esas ciudades, les daban incentivos económicos y terrenos para que cuando se diera el plebiscito voten a favor de Chile. Pero había muchas familias peruanas y sabían que si en ese momento hacían un plebiscito, no ganarían; por eso estaban invirtiendo mucho dinero en Tacna y Arica, hicieron obras públicas, construyeron escuelas para crear un bienestar. Pero muchas familias querían seguir siendo peruanas, querían que Tacna y Arica regresen al Perú. Así pasaron 50 años, y el plebiscito nunca se hizo. Todo se resolvió ante la Corte de Washington decidiendo que Tacna regrese al Perú y Arica quedaba en Chile. Antes que todo esto se resuelva, mis bisabuelos sufrieron acoso, violencia, que era lo normal.

¿De qué forma?

Les marcaban las casas con una cruz de alquitrán en señal de que ahí había familias peruanas. Y muchas veces desaparecían personas. Las familias se veían obligadas a irse. Y eso le pasó a mis bisabuelos. Ellos tuvieron que salir de Arica por la violencia y muchas familias se refugiaban en el Callao. La gente subía a los barcos en Arica, estaba el famoso barco El Ucayali. Incluso, hoy en el Callao hay una urbanización que se llama Tarapacá, donde viven descendientes. Mis bisabuelos partieron al Callao, pero después volvieron y nacimos las siguientes generaciones.

Natalia Maysundo es directora del documental ‘Las cautivas’. (Foto: Martin Pauca).
Natalia Maysundo es directora del documental ‘Las cautivas’. (Foto: Martin Pauca).

¿Tus abuelos y/o padres crecieron odiando a Chile?

No. Y creo que en general en Tacna tampoco. Somos ciudades cercanas. Los chilenos van a Tacna por el tema de salud porque es más barato y a comer porque es más rico (ríe).

¿El tema de la Guerra del Pacífico está superado?

Del todo no. Siento que hay heridas que no se cierran, como el tema de las familias que fueron separadas por la frontera. Por eso también hice la película. Hay que seguir sanando esas heridas.

AUTOFICHA:

-“Soy Natalia Maysundo Gil. Mi familia paterna es del norte. Pero la historia de Las cautivas es de mi familia materna. Tengo 36 años, nací en Tacna. Viví allá hasta los 24 años, estudié la universidad allá, estudié Ciencias de la Comunicación. Y luego me fui a Lima”.

-“Estoy haciendo una maestría de guion y como parte de ella, hay que hacer un guion. La estoy haciendo en la UNIR, que es la Universidad de la Rioja en España. Quiero seguir haciendo documental, me gusta el híbrido también: mezclar ficción con el documental”.

-“Conocí a mi bisabuelo. Yo tenía 5, 6 años y él noventa y tantos. Mi madre me llevó a despedirme de él. Lo vi débil, echado en la cama, no hablaba mucho. Me acerqué, le di un beso y me despedí. Mi bisabuela falleció el año que nací. Mi mamá me contó que era una mujer fuerte que no se dejaba pisotear”.

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