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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Mientras Diana Álvarez-Calderón, ministra de Cultura, se tomaba un selfie, muchos nos preguntábamos: ¿por qué en los casi 75 minutos que duró el mensaje a la Nación de Ollanta Humala, en ningún momento se aludió a políticas culturales? Es más, no se mencionó al .

Son muchas las respuestas. Una es la alta capacidad de Álvarez-Calderón de pasar desapercibida, no hacer nada –trascendente– fuera de las dinámicas burocráticas de un aparato estatal caduco.

Por citar un ejemplo, si la ministra se diera una vuelta por el complejo arqueológico de Garagay (San Martín de Porres) se daría cuenta de que es urgente declarar en emergencia gran parte del patrimonio cultural del país.

Existen profesionales como Pedro Pablo Alayza, Guillermo Cortés, Santiago Alfaro o Giuliana Borea, quienes harían una gran labor al frente del Ministerio de Cultura. Seguramente plantearían una reforma donde las políticas culturales existirían en el espectro estatal y no solo fueran un estúpido selfie.

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