La es una temporada que en el se celebra muy fervientemente, lleno de festejos religiosos y sincretismo entre la cultura católica y andina y es especialmente particular dependiendo de la zona en donde se desarrolle. Muchas de estas celebraciones son Patrimonio Cultural de la Nación.

Exactamente, nueve celebraciones tienen esta declaración por parte del Ministerio de cultura. Ahora, podrás conocer un poco más de cada una, las tradiciones y costumbres que esconden cada uno, así como el misticismo que llevan alrededor y ayudan a fortaleces nuestra identidad como peruanos.

En cada una de las localidades donde se celebran estas festividades, se respira un aire de tradición que sobrevive a las generaciones en esta Semana Santa, que volverá a la presencialidad tras dos años de suspensión debido a la emergencia sanitaria por la pandemia del covid-19.

Semana Santa en Pampacolca

El 26 de julio de 2021 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación la Semana Santa de Pampacolca, uno de los 14 distritos de la provincia de Castilla, departamento de Arequipa, por tratarse de una festividad en la que se ve reflejada un original proceso de sincretismo a través de elementos como la veneración y el respeto hacia las varas, la división simbólica del espacio en mitades complementarias, explica Luis Zuta Dávila para el portal Andina.

Por la estructuración de un complejo sistema ritual y de organización social en torno al armado de los montes altares, aspecto especialmente característico de esta festividad cuya forma y función evidencian la profunda devoción de sus portadores, cuyos elementos decorativos remiten a una celebración de la fertilidad y la abundancia.

La celebración de la Semana Santa en Pampacolca empieza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Pascua, ajustándose al calendario litúrgico católico. Sin embargo, la celebración local de esta festividad religiosa incorpora una serie de elementos distintivos, y que se observan tres aspectos entrelazados: el sistema de autoridades tradicionales, la división ritual del espacio, y la construcción de monte altares.

El sistema de autoridades tradicionales que interviene en las celebraciones de la Semana Santa está compuesto por los altareros, los padrinos, los alcaldes y los denominados barones o judíos.

Para la realización de la Semana Santa en Pampacolca, el espacio y la población local se organiza en cuatro secciones denominadas cuarteles, definidos por el cruce de las calles 28 de Julio y Castilla en el centro de la localidad. Esta división simbólica del espacio, específica a la celebración religiosa, responde a una estructura de mitades complementarias que se ve expresada en el uso de los términos arribeños y abajeños para denominar a quienes viven para arriba o para abajo de la calle 28 de Julio, respectivamente. Cada cuartel es autónomo y encabezado por sus altareros, que se encargan de construir un monte altar por cada cuartel.

Por otro lado, las comunidades campesinas de Río Blanco y Tuhuallque participan de manera organizada en la Semana Santa, representadas por sus alcaldes que tienen a su cargo la construcción de un monte altar en la portada principal de la Iglesia Matriz de Pampacolca.

El Domingo de Ramos: punto de partida de la celebración

La Semana Santa de Pampacolca inician el Domingo de Ramos con la bendición de palmas y ramos de plantas silvestres en el frontis de la casa parroquial, acto con el que se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén. Tras esto, se hace una procesión alrededor del perímetro de la plaza del pueblo, culminando con la realización de un acto litúrgico en la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción o Iglesia Matriz.

En paralelo, altareros y alcaldes elaboran en sus locales grandes cantidades de chicha, bebida fermentada a base de güiñapo de maíz negro y blanco, que se compartirá con los participantes en el transcurso de los próximos días. Cabe resaltar que los espacios e implementos para elaborar la chicha son sahumados con incienso, sebo de llama y hojas de coca, acto ritual con fines propiciatorios.

Fechas preparativas

El Lunes y Martes Santo son fechas de carácter preparativo en que altareros y alcaldes coordinan los últimos detalles para la construcción de los monte altares en los días próximos. Esto incluye el aprovisionamiento de víveres para brindar la atención correspondiente a sus colaboradores y el juntado de ramas para el amarre de los montes altares. Esta última actividad, a cargo de los altareros de cada cuartel, tiene lugar el Martes Santo y consiste en el cortado y traslado de ramas silvestres.

El Miércoles Santo por la mañana los altareros y sus respectivos padrinos reciben los materiales que utilizarán para la construcción de sus montes altares, haciendo el respectivo sahumado con incienso y la tinka o brindis para propiciar que las labores se desarrollen sin contratiempos ni accidentes. Tras ello se cavan hoyos en la tierra para la colocación y amarre de los empalmes.

A partir de esta fecha, y hasta que culmine la Semana, excepto por el Viernes Santo, los alcaldes organizarán el lavado de la vara, acto ritual que toda persona que visita el local de recepción de cada comunidad realiza, tinkando la vara que ha sido colocada en un altar especial, brindando con ella y sahumándola con incienso en señal de cariño y respeto.

El Jueves Santo por la mañana los altareros continúan con la construcción de sus montes altares, haciendo nuevamente el sahumado con incienso de todos los materiales e implementos para luego culminar con la colocación de empales y travesaños.

Los alcaldes, por otro lado, comienzan desde muy temprano con la construcción del monte altar en la portada principal de la Iglesia Matriz, quedando la colocación de los empalmes del lado derecho a cargo de la comunidad de Río Blanco y los del lado izquierdo a cargo de la comunidad de Tuhuallque.

En simultáneo, en los locales de altareros y alcaldes se confeccionan los huallupes, y se adornan las cruces o calvarios, elementos que serán luego llevados a sus respectivos monte altares para el cuajado. Por la noche, se celebra la misa vespertina del Señor del Santo Sepulcro y la adoración al Santísimo Sacramento.

Profundo espíritu religioso y tradicional

El Viernes Santo inicia con la preparación en los locales de altareros y alcaldes del amargo, bebida a base de hierbas amargas molidas en batán y cuyo jugo es luego mezclado con aguardiente o cañazo. Esta bebida, de acuerdo con la tradición local, representa la hiel o amargura del Señor, y es ofrecida a cada uno de los asistentes como una forma de ayudarlo en el suplicio que atravesará este día.

Seguidamente, finaliza la construcción y cuajado de los montes altares con la colocación de los huallupes, los arcos o alhajas, y las cruces en sus paredes. Sobre estas últimas, las comunidades de Río Blanco y Tuhuallque colocan tres cruces a cada lado del monte altar de la Iglesia Matriz. Sobre los huallupes, se procura colocar hacia el frente a aquellos confeccionados con frutas más coloridas.

Durante la mañana, al interior de la Iglesia Matriz los barones o judíos hacen el armado del Calvario, representación de la crucifixión. Para ello se coloca una gran cruz frente al altar del templo y se saca a la imagen del Cristo de la Agonía de su urna, retirando su túnica y limpiándola antes de subirla a la cruz. La escena se completa con la colocación a los lados de la cruz de las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Bautista.

Por la tarde, jóvenes y niños recorren las calles de Pampacolca haciendo sonar grandes matracas de madera, convocando a la población a los actos litúrgicos. Tras esto, se realiza la ceremonia del descendimiento, consistente en el desmontaje del Calvario. Las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Bautista se colocan en sus respectivas andas mientras la imagen de Cristo es retirada de la cruz, limpiada, y vestida con una túnica especial antes de ser puesta en la urna hecha de pino y vidrio.

La procesión del Señor del Santo Sepulcro inicia a las siete de la noche del Viernes Santo, antecedida por el sonido de las matracas que anuncian su paso. A este le sigue la imagen de San Juan Apóstol, cargada por un grupo de jóvenes que hacen correr a la imagen, haciéndola adelantar y retroceder, anunciando la proximidad del Santo Sepulcro.

Les siguen las autoridades de Pampacolca, el segundo alcalde, el párroco, y la urna del Señor del Santo Sepulcro que es cargada por los cuatro barones o judíos. Por detrás de la urna va una banda de músicos y, finalmente, la imagen de la Virgen de los Dolores que viste de luto.

Concluida la procesión, y siendo ya Sábado Santo, inicia el desate de los montes altares, acto mediante el cual tanto altareros como alcaldes proceden a su desarme con el apoyo de padrinos y colaboradores. Los alcaldes aprovechan este momento para expresar su agradecimiento a los miembros de las comunidades por el esfuerzo hecho, refiriéndose a ellos de manera afectiva como “niñitos palomas”, para luego retirarse a sus locales de recepción.

El Domingo de Pascua

Las actividades del Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección comienzan por la madrugada con la misa de resurrección, seguida de la procesión del Santísimo Sacramento por el perímetro de la plaza de Pampacolca, liderada por los alcaldes y flanqueado por varones que portan los empalmes de pascua.

El Santísimo, resguardado en su Custodia, se detiene en la puerta lateral del templo donde se ubica el altar de pascua, confeccionado por personal designado por la Municipalidad de Pampacolca, para luego retornar a la Iglesia Matriz.

Tras la procesión, tiene lugar un baile general en que altareros y alcaldes se dividen en seis grupos, acompañados de sus respectivas bandas de músicos o equipos de sonido. En este momento se da lectura al testamento de Judas, texto escrito voluntariamente por pobladores locales que hace burla y crítica de las autoridades de Pampacolca, y la quema del muñeco que lo representa.

Asimismo, los alcaldes repiten la visitación del Sábado Santo pero esta vez en la plaza del pueblo, donde también se realiza el ritual de la timpa. Hacia el mediodía todas las autoridades se han retirado a sus locales para compartir el almuerzo de pascuas y hacer el desate de los empalmes de pascuas usados durante la procesión.

Por la tarde, los altareros salientes realizan la entrega de cargo a los nuevos altareros, mientras que los alcaldes se desplazan con sus acompañantes al sector denominado “Joto” donde realizan el despacho de sus cargos. Esta actividad se extiende hasta el lunes con el retorno a sus comunidades respectivas, culminando así las celebraciones de la Semana Santa.

Con información de Andina

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