"La vida para mí es una aventura que tienes que afrontar a diario". (Foto: Eduardo Cavero)
"La vida para mí es una aventura que tienes que afrontar a diario". (Foto: Eduardo Cavero)

, recordada como la ‘bomba sexy’ que cautivó al público de los 90, ha demostrado que siempre fue más que un cuerpo y rostro atractivos. La modelo que causó sensación por sus atrevidas fotos en revistas y calendarios afianzó su filosofía aprendiendo y enseñando taichí, disciplina que le ha regalado una nueva forma de vivir y reafirmar sus creencias.

Gracias a El Gran Chef: Famosos te conoció un público nuevo.

Estoy bastante sorprendida porque si bien es cierto en El Gran Chef no fui tan graciosa, la gente notó mi energía. A pesar de todo lo que puede haber en medio del materialismo, la tecnología y mil cosas, la gente puede notar tu sensibilidad y tu energía.

¿Extrañabas la televisión?

La televisión es bonita. Me parece un lugar cómodo. Estar bajo los flashes y las luces te da una tensión extra, porque hay que hacer las cosas bien. Es una adrenalina que corre por el cuerpo y eso me gusta. Me tocó demostrar en la cocina que sí se puede. Ese ha sido el principal reto: el no saber absolutamente nada de cocina, pero no desesperarme por no saber y mantener la calma. Solo tenía que ordenar mi mente, eso era y lo hice.

¿Cómo inicias en ella?

Hago comerciales y después participo en el Miss Perú en 1988, llevo la banda Miss Body y fui elegida Miss Perú Internacional. Luego voy a Tokio, Santo Domingo, Panamá y Brasil a presentarme en varios concursos. Me quedo afuera para probar suerte como modelo, regreso y hago Fantástico, un programa de 40 puntos de rating con mucho éxito. Y después hago ‘la foto de la rosita’. A la gente le gustó. Se vendió en un día y medio y funcionó.

Luego llegan tus calendarios.

Hago siete personales como empresaria. Ahí empieza mi empresa que se llama Susan León Producciones. Vendía auspicios en cada página. Llegaron a México, Colombia y Ecuador.

"Hice películas, hice unas pruebas para Televisa, hice varias cosas. Me gustó México. Quería hacer más en ese país, pero había que nacionalizarse mexicana y eso me impidió continuar en el camino. No quería nacionalizarme". (FOTO: EDUARDO CAVERO)
"Hice películas, hice unas pruebas para Televisa, hice varias cosas. Me gustó México. Quería hacer más en ese país, pero había que nacionalizarse mexicana y eso me impidió continuar en el camino. No quería nacionalizarme". (FOTO: EDUARDO CAVERO)

¿Qué significó para ti Una noche con Susan?

Una puerta. Fue un programa atrevido, con destapes, con entrevistas, con rating de dos dígitos, con gusto popular y muchos factores más. Era la apertura a ser real. Tuvo copias en México.

Te recuerdan como la ‘bomba sexy’ de los 90. ¿Cómo lo tomas?

Siempre me pareció divertido. Simplemente, jugaba con el personaje y me divertía. Veía lo que puede ocasionar, todo el poder sexual que puede tener alguien. Lo tomo como algo que trabajé bien. Y algo que trabajas bien tiene que tener un nombre.

Algunos todavía consideran que una mujer que se toma fotos sexys no tiene algo más que ofrecer.

Ahora, si ves una chica con su minifalda o hilo dental, ya no la juzgas tanto, simplemente dices ‘ok, quiere mostrarse’. La gente tiene que saber que detrás de esa minifalda hay una persona que tiene sueños. El tiempo ayuda a darte cuenta de que la envoltura es importante, pero el contenido es mucho más importante. Igual no te dan tanto la oportunidad de demostrar de lo que eres capaz. Debes demostrarlo con el tiempo. A mí me ha costado con los años.

¿Qué piensas de la plataforma ‘Only Fans’?

Hay gente que se compra una casa con eso. Yo no sé si de acá a 20 años ellas estarán orgullosas de sus Only Fans. En 20 años yo seguiré orgullosa de mis calendarios. Hasta mi muerte, porque me parece un trabajo artístico, bonito, que no transgredió ni molestó a nadie. Yo creo que el desnudo y el arte tiene que removerte algo, removerte cosas internas, pero bien.

¿Y sobre los actuales concursos de belleza?

Me parece que la mujer tiene un escenario para caminar y para hablar con personalidad, para ser una mujer idealista y pensar en lo bueno que sería el mundo si pasara tal cosa.

¿La ausencia de tu padre afectó en tu personalidad?

El papá te da la seguridad. Es el que te dice ‘anda hijita, hazlo’. Te mira de lejos y te aplaude. Ese es el papá. Al no haberlo, comienzan las inseguridades. Entonces se tiene que fomentar la seguridad cuando uno es adulto. Decir ‘todo puedo’, ‘yo soy capaz’.

A veces, al no tener al padre presente, nos aferramos a malos amores.

Claro, porque no tenemos la figura masculina, entonces no has visto una relación de pareja cerca y no sabes realmente cómo es el hombre. No tienes idea de cómo es su relación con la mujer. No tienes ningún modelo a seguir. Vas cometiendo errores y escoges mal. Y tal vez ni siquiera escoges mal, sino que te escogen a ti.

¿Cómo han sido tus relaciones amorosas?

He sido de relaciones largas. Y conforme a la experiencia he tenido relaciones cortas, porque inmediatamente me doy cuenta de que no funciona y lo saco de mi vida. Una o dos han sido hasta los tres años. A los tres años se te cae la droga del amor, la pasión y el idealismo. Y ves la realidad de las cosas. Si pasas ese tiempo es porque hay algo más que los une.

Lo conociste a los 18 años. ¿Cómo es ahora la relación con tu padre?

Mi papá era joven cuando me engendró. Entonces, se asustó. Ahora somos patas. Es uno de mis mejores amigos. Lo aconsejo y lo trato de ayudar en lo que puedo.

Te inicias en el taichí en el 2000.

Sí. Me inicio justo cuando acaban mis calendarios. Escojo esa disciplina porque no soy nada común, nunca quise serlo. Me aburre ser común. Se necesitaba mucha coordinación, mucha energía equilibrada. No hay que pensar nada y requiere muchas cosas que no están en el día a día.

Llegas a ser maestra de esta disciplina.

Sí. Me llevó muchísimos años. Me tocaron buenos maestros. Iba aprendiendo y enamorándome de la danza. Y como soy competitiva, un día me dijeron ‘vas a ir a competir’.

Susan León conoció el taichí en el año 2000. Actualmente es maestra en esta disciplina. (Foto: Eduardo Cavero)
Susan León conoció el taichí en el año 2000. Actualmente es maestra en esta disciplina. (Foto: Eduardo Cavero)

Fuiste campeona nacional

Sí. Luego me fui a China a representar al Perú. Estaba impresionada porque estamos hablando del lugar donde nació. Estudié en la Universidad de Beijing. Fui al campeonato mundial y no podía creerlo, porque iba a competir con una china que respiraba taichí.

¿El taichí cambió tu percepción de la vida?

La vida nocturna nunca me pareció demasiado exuberante. Ni el alcohol, ni las drogas. Por ahí no era lo mío. Entonces encontré en esta disciplina algo que se parecía a mí. Tenía un trasfondo interesante, una manera y filosofía de ver la vida distinta.

¿Qué es para ti la vida?

La vida para mí es una aventura que tienes que afrontar a diario. Cada día que te levantas tienes que disfrutarla. A veces te olvidas que el principal beneficio de la vida es disfrutar lo que estás haciendo. Y eso siempre va a ser mi ancla: por más que tenga un estrés grande, tengo que disfrutar lo que estoy haciendo.

Susan León habla sobre su experiencia en el Taichí
Susan León habla sobre su experiencia en el Taichí

AUTOFICHA

“Participé en Fantástico (1990 - 1993). Hice más de 100 obras. Las más recientes: La Casa de Bernarda Alba, La achirana del inca (2021), el monólogo ¿Empoderada yo? (2021), Soltera, casada, viuda y divorciada (2022) y La reina del espejo (2023)”.

“Tengo dos maestrías: una en gestión pública y una en desarrollo organizacional. Soy licenciada en educación, terapeuta gestalt, maestra de taichí y yoga. Mi empresa se llama Susan León Producciones”.

“No es necesario traer hijos para ser feliz. Traer hijos al mundo es una gran responsabilidad que no acaba hasta el día que te mueres. Si los hijos fueran consentidos y pensados seríamos muchos menos en el mundo”.

Susan León conoció el taichí en el año 2000. Actualmente es maestra en esta disciplina. (Foto: Eduardo Cavero)
Susan León conoció el taichí en el año 2000. Actualmente es maestra en esta disciplina. (Foto: Eduardo Cavero)

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