Las vidas de Zelmira Aguilar. (Foto: Martin Pauca).
Las vidas de Zelmira Aguilar. (Foto: Martin Pauca).

Escribe su libro número 13. Esta vez, sobre la participación de los en todas las contiendas bélicas desde 1819 hasta la Batalla de Ayacucho. Lo llamará Los valerosos negros en la independencia. Y viene de publicar, el año pasado, el libro Esclavos, jesuitas y el baratillo.

Zelmira Aguilar fue modelo en Argentina. Presentadora y productora de televisión en el Perú. Pasó por estudios de sistemas en la afamada IBM. Comunicadora, productora de televisión y, finalmente, escritora. Amor en el Baratillo y traición en Malambo, Historias de 4 negras bellas y Mujer negra, esclava y resistencia son algunos de sus provocadores títulos.

Al momento de publicar esta entrevista, tal vez ya acabó de escribir su libro número 13 o está a muy poco de culminarlo. Interrumpimos su escritura.

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Me da la impresión de que la vehemencia con la que usted escribe es una forma de decirnos ‘como se ha escrito poco sobre los afroperuanos, debo escribir contra el tiempo y sin desmayo’, como si buscara hacer justicia.

Después de la reunión que tuve hoy con un grupo de académicos y dijeron cómo era la Zelmira escritora, pensé: pucha, he cumplido. Hago los libros para que los pueda leer toda mi gente, desde un chico con 14 años hasta una persona mayor, donde no encuentren palabras rebuscadas o difíciles. Te llevo de la mano. Casi todos mis libros hablan de subirte al tren histórico, que te conducirán a los lugares que yo quiera que tú llegues. Para que la gente negra se sienta orgullosa de su pasado.

¿No se sienten orgullosos de su pasado?

No lo conocen y si no conoces tu historia, es bien complicado que defiendas tu trayectoria. Hay jóvenes que no quieren conocer. Los ves con el pelo zambo y las facciones afro, y les preguntas qué te sientes y te dicen: “me siento mestizo”. Y eso es terrible. Negar tu propia identidad.

Es que quizás es la herencia del uso de la palabra negro como un insulto.

Claro, por eso yo digo que hay que decir que somos negros y no afrodescendientes. Yo tengo que decir lo que siento y lo que somos. Claro, hay maneras de decir negro y negra.

La he visto a usted en las ferias vendiendo sus propios libros, conversa con el público; no es la autora que espera que se vendan sus libros, usted toma las riendas…

Porque me encanta hablarle a los jóvenes. La gente quiere ver a la Zelmira que recuerda de la televisión. Si no voy, no hay esta vivencia de ser negra y comunicar lo que pasó con nosotros. Los académicos hoy me decían que yo era una activista, pero les respondí que no soy activista. “Sí, porque en tus libros demuestras cómo defiendes a los negros del Perú”, me decían.

Al parecer, se ha reconciliado con los académicos.

Después de que he intervenido con muchos de ellos en encuentros virtuales, yo pensaba que sabía más que los académicos, pero cómo podía ser posible… Ahora, el académico tiene una forma de escribir; y, en cambio, no me interesa ni siquiera parecerme en la escritura a ellos. Me interesa que mi público objetivo entienda y que sienta que la persona que le comunica sea igual culturalmente como ellos.

¿Es cierto que usted empieza como modelo?

Me invitaron para un concurso de reina de Cañete, porque mi padre perteneció a los inicios de Perú Negro. La Zelmira creció, porque tenía 8 años, y a los 18 años ya trabajaba como operadora de IBM. Hasta que (el mítico productor) Daniel Camino me dice que debo entrar a un concurso y yo me sentía extraña porque yo no sabía bailar y las negras que estaban a mi alrededor bailaban como los dioses, eran las chicas de Perú Negro. De ahí me fui a vivir a Argentina, fui por 15 días y me quedé dos años, trabajando como modelo. Cuando regreso a Perú me invitaron para ser locutora de noticias en la época de los militares, en la época de Morales Bermúdez. Y me quedé a trabajar en la televisión, pero no fue fácil mi paso.

¿Por qué?

Me botaron tres veces de la televisión. Sufrí acoso sexual y como buena negra, la Zelmira se puso a pelear, no importa que me boten. Les gané los juicios. Quizás la televisión no era mi camino. Pero me puse a estudiar dirección y producción de televisión, y creo que soy una muy buena productora, quizás mejor que escritora. Amo producir y en eso estoy ahora. Pero no puedo decir que tuve problemas raciales en la televisión. Eso sí, con el tiempo me doy cuenta de que soy una mujer luchadora, donde me pongas voy a luchar.

Con todo lo vivido, ¿hoy somos mejores como sociedad?

Hay una falta total de cultura. Por ejemplo, no puede ser que le pongamos a las calles nombres de gente racista, mala.

¿Ser escritora la hace mejor?

No. Ser escritora me preocupa porque cada cosa que tengo que hacer la tengo que investigar, por dos razones fundamentales: por ser negra y por ser mujer. Es mayor responsabilidad. Por eso me ves en las ferias, donde estoy con la gente.

Me dice que quiere escribir sobre la historia de amor de las mujeres de la tercera edad con hombres jóvenes. ¿Por qué?

Me he encontrado con una amiga que se está muriendo de amor: ella con 65 y él con 38. Y no es que ella lo mantenía. Mezclarlo un poco con la vida de Édith Piaf, que tuvo 44 y murió con el amante de 26.

¿A usted le ha tocado una historia así?

Yo no sé… He amado. Pero la vida es eso: amar con locura lo que tú haces.

AUTOFICHA:

-“Soy Zelmira Isabel Aguilar Candiotti. Tengo 71 años, pero me siento de 51. Mi madre es hija de zamba con italiano. Nací en Lima, en el barrio de Monserrate. Acabé el colegio en el Teresa González de Fanning e ingresé a IBM para hacer la carrera de analista de sistemas”.

-“Iba a ser obstetra, mi mamá quería que yo fuera médico. Pero cuando entré a la televisión, un gran amor que tuve me dijo: ‘Tienes que estudiar televisión y dirección de TV. Eres muy bonita, pero te van a botar de la televisión si no tienes un cartón’. Y me puse a estudiar”.

-“Después de hacer mi carrera de televisión, ingresé a la universidad para estudiar proyectos en la Autónoma. Uno siempre tiene que estar preparado para las cosas que uno hace. Y ahora me hace falta escribir un libro sobre la historia de amor de las mujeres de la tercera edad con hombres jóvenes”.

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