Hubo, particularmente, dos momentos en los que, al ver la presentación de Ricardo Gareca como nuevo DT de la selección chilena, se sintió un cierto olor a déjà vu. El primero: el ensalzamiento del “jugador chileno” como en un momento también se elogió al peruano. No es, sin embargo, una sorpresa, pues el énfasis en el deportista siempre ha sido la piedra angular de la filosofía del argentino.
Fue también peculiarmente familiar cuando reconoció, al igual que como cuando fue presentado en la Videna, el titánico desafío que tiene en frente; no refiriéndose a la clasificación en sí —con mucho por jugar, Chile está a un puesto del repechaje— sino al reto que significa forjar una selección unida, con carácter y que compita.
Del mismo modo, en Santiago, de seguro, se pudo sentir el optimismo al que, hasta hace un par de años, nos acostumbró el ‘Tigre’.
Cuando le preguntaron por su debut ante Perú por Copa América y su estreno en Eliminatorias (Argentina), describió arrancar frente a la Blanquirroja como “ideal”. Después de todo, es un gran desafío, como esos que a él le gustan.
Cabe recordar que Ricardo Gareca nos dirigió en los procesos eliminatorios a Rusia 2018 y a Qatar 2022, pero su último trabajo fue un accidentado paso por su querido club, el Vélez Sarsfield.
En Liniers, el popular ‘Tigre’ sólo pudo ganar 1 vez, empató 7 y perdió las otras 4 veces en las que estuvo al mando del equipo en el cual es considerado como ídolo. El argentino rescindió su contrato.
