Rivera y Serna son la esperanza de la 'U' y Alianza (Fotos: José Manuel Chávez y AFP).
Rivera y Serna son la esperanza de la 'U' y Alianza (Fotos: José Manuel Chávez y AFP).

Hoy, 200 años después de la independencia del Perú, y siguen luchando para expulsar de estas tierras a todas las amenazas e incursiones extranjeras que solo llegan para llevarse todo el oro que otorga la Conmebol, pero, sobre todo, los tres puntos de ganador.

Pero eso se acabó, o al menos así pareció en el debut de Universitario y Alianza Lima en la Copa, donde los dos libertadores mencionados arriba expulsaron a ecuatorianos y brasileños sin oro y con menos puntos que los que soñaron, pero… ¿quiénes son los dos héroes que nos liberaron? ¡Te lo contamos!

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El ‘Tunche’ Rivera antes del fútbol

Nacido en el calor de Tarapoto y rodeado de vegetación, José Rivera siempre tuvo claro que, algún día, cuando creciera, iría a ser el goleador del club de sus amores y lo logró. Pero mucho antes de eso, el ahora campeón tuvo que luchar bastante para llegar hasta donde está hoy.

Tercero de los cinco hijos varones de los Rivera Martínez, pero primero en hacer renegar a más no poder a su padre por las innumerables horas que pasaba peloteando en la calle, el futuro delantero no podía escuchar el silbido de sus amigos que inmediatamente se iba a jugar su partidito.

Hijo de un transportista y de una comerciante, el popular ‘Spiderman’ creció rodeado de humildad y de buenos valores, al punto de no hacerse ningún problema -ya siendo futbolista profesional- con volver a visitar su tierra natal para ayudar a su mamá: “Naranjas, naranjas, naraaanjas. ¡Lleve su naranja, casera!”.

Sin vergüenza alguna de sus orígenes ni mucho menos de su tradición tarapoteña, el ‘11′ crema -siempre que puede- aprovecha para contarles a sus amigos todas las leyendas y mitos que le contaban sus viejitos sobre la selva. ¡Fue por eso que se ganó el apodo de ‘Tunche’ en los vestuarios de la selección preolímpica de 2020 en la Videna!

Luego de todas esas historias de superación, pichangas y tradición, José Rivera debutó y lo hizo en el Unión Comercio de su tierra, donde jugó por cuatro años antes de pasar al Cusco FC por otros dos y recalar en el Mannucci en 2022, un año antes de cumplir el sueño de vestir su amada crema.

Con Universitario, el goleador se alzó con el título nacional en 2023 y debutó con dos goles en la Copa Libertadores de este año, pero -sobre todo- les construyó una casita a sus viejitos en su querida Tarapoto. ¡El nuevo libertador nunca se olvidó (ni se olvidará) de donde nació!

“Cuando ya jugaba como profesional, José volvió a Tarapoto para vender naranjas (negocio familiar) y nos sorprendió por su sencillez y humildad”, Rosa Martínez (mamá del ‘Tunche’).



Kevin Serna antes del fútbol

Kevin Serna nació en Popayán, Colombia, pero allá nunca se le valoró. A pesar de su rapidez, buen fútbol, goles y asistencias, el habilidoso delantero fue ‘obligado’ a salir de su tierra para reencontrarse con él mismo y redescubrir quién era. Un luchador que tenía destinado convertirse en un libertador.

Y el camino no fue para nada sencillo. El cafetero llegó a los 18 sin pertenecer a ningún equipo: ni menores ni reserva ni nada. Al futuro delantero solo le caían pichangas. Presionado por el hambre de ser alguien, tuvo que renunciar a su sueño, retirarse y tomar oficios que lo ayudaran a alimentarse.

Así de fuerte y así de difícil. Kevin Serna -¡a mucha honra!- trabajó de mesero en un restaurante, de vendedor de libros por las calles, pintando vehículos en un taller y hasta recogiendo chatarra por las avenidas cercanas a su casa. En ninguna duró demasiado, pero ahora confiesa que le sumaron tanto…

Lejos del fútbol, cachueleando y divagando, el colombiano y su familia pasaban por momentos económicos que los llevaron a sentir que no lo estaban logrando, hasta que un día llegó algo. Desde Cali, una oportunidad se abría para volver al deporte que ama tanto. Incentivado por su familia, volvió a intentarlo.

Tampoco duró mucho, pero la chispa que llevaba dentro revivió y siguió hasta tener un breve paso por las menores del Deportivo Tolima (a los 19 años). Luego, el renacido extremo agarró sus maletas y se fue a probar (sin) suerte a la cuarta división portuguesa.

Sus corridas lo llevaron a la sub-23 del Sportivo Luqueño, donde lloró al cumplir su sueño: finalmente, el delantero se convirtió en un jugador profesional. En Paraguay, jugó 20 partidos hasta que la pandemia por el COVID-19 llegó y su futuro se truncó nuevamente. Pero Kevin Serna, cual velocista, no pudo detenerse. Era imposible apagar su chispa.

En 2021, fue contratado por los Chankas (antes Cultural Santa Rosa) y el resto es historia. Al año siguiente, su técnico en Segunda División, Juan Carlos Bazalar, se lo llevó al ADT para la Liga 1 y la rompió. Dos años, 70 partidos, 14 goles y 17 asistencias llamaron la atención de todos y Alianza, con quien fue figura y goleador ante Fluminense esta semana, se lo llevó.

Sin duda, estas dos historias humanizan a los delanteros más importantes del fútbol peruano en estos momentos, pero quedará en ellos seguir entrenando y respondiendo dentro del campo de juego para que se afiancen como los nuevos libertadores. ¡Confiamos en ustedes, señores!


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