Tragedias en los estadios de fútbol: cuando las barras bravas atacan [FOTOS]

La reciente muerte de Emanuel Balbo se suma a la de varios hinchas que pasaron a mejor vida a causa de la violencia que se genera en las tribunas.

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Tragedia de Heysel (1985). Murieron 39 aficionados a causa de la violencia entre los hinchas. (Foto: AFP)
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Caso Walter Oyarce (2011). Walter Oyarce, hincha de Alianza Lima, fue arrojado de un palco del estadio Monumental. (Foto: USI)
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Tragedia del Estadio Nacional del Perú (1964). Es considerada como la mayor tragedia en un estadio de fútbol de todos los tiempo. Murieron alrededor de unas 320 personas a causa de la violencia entre hinchas y policías. (Foto: Peruvian Institute of Sport)
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Caso Emanuel Balbo (2017). Hincha de Belgrano falleció tras ser lanzado de tribuna en Argentina. (Foto: Gentileza Marcelo Fernández)
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Tragedia de Puerto Saíd (2012). El hecho provocó la muerte de 74 personas y cerca de mil resultaron heridos. Los aficionados del Al-Masry ingresaron a la cancha para perseguir a los jugadores e hinchas del Al-Ahly. (Foto: AP)

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Actualizado el 17/04/2017, 11:00 a.m.

El día de hoy Emanuel Balbo, hincha de Belgrano de Argentina, falleció tras ser arrojado desde el alto de una tribuna.

Este lamentable suceso recuerda la última muerte causada por la violencia en el fútbol peruano, el caso de Walter Oyarce, hincha de Alianza Lima que fue empujado de un palco del estadio Monumental durante un clásico.

A lo largo de la historia del deporte rey se han registrado varios desconsoladores sucesos que envuelven a las barras bravas. La violencia en los estadios debe ser erradicada.

La más recordad en el país fue la del partido entre la selección peruana y la argentina en el estadio Monumental (1964).

En aquel terrible suceso murieron alrededor de 320 personas a causa de actos violentos entre la policía e hinchas de la 'bicolor'. El cuadro 'gaucho' ganaba uno a cero; cuando faltaban seis minutos para el final del partido, Perú marcó el empate. Pero para sorpresa de todos, el árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos anuló el tanto.

Esta decisión provocó el enojo de los fanáticos, los cuales saltaron al campo para agredir al árbitro. La situación empeoró y las autoridades tuvieron que lanzar bombas lacrimógenas, lo que provocó la estampida de cientos de personas tratando de huir. Las puertas de la tribuna norte del estadio estuvieron cerradas, imposibilitando la salida de la gente.