La brinda la oportunidad de afrontar las demandas del país

En 2022, las empresas mineras pagaron por impuestos S/15,848 millones, según la Sunat. Si bien existen varias necesidades como para destinar este dinero, este monto podría traducirse en una serie de comparaciones notables.

Lo recaudado en impuestos de la minería alcanza para:

  • 0.98 veces el presupuesto para seguridad ciudadana
  • 2 veces el presupuesto del sector de Transportes y Comunicaciones
  • 4 veces el presupuesto 2023 para la Emergencia del Fenómeno de El Niño
  • 4.57 veces el presupuesto del sector Educación
  • 8.95 veces el presupuesto del sector Salud
  • 11.26 veces el presupuesto del sector Saneamiento


Empleo


La minería también es una fuente importante de generación de empleo. Esto debido a que además de la fuerza laboral que demanda el sector, crea empleos a través de los encadenamientos que tiene con otras actividades económicas.

En 2022, la minería empleó, en promedio, a 231,683 personas de forma directa, lo cual representó un incremento de 15.12% frente a 2013.

Del total del empleo generado el año pasado por la minería, el 30% corresponde a las compañías mineras, es decir, las empresas titulares; mientras que el 70% restante pertenece a las empresas contratistas, las cuales incluyen a las empresas conexas.

Pese a estos beneficios, en los últimos 15 años existe una cantidad importante de proyectos que, por sobrerregulación y conflictos sociales, ha impedido recaudar S/123 mil millones, además que se evitó la creación de hasta 541 mil empleos anuales durante la fase de producción y de hasta 125 mil empleos anuales durante la fase de inversión minera.

Oportunidad. La capacidad de inversión de la minería contribuye con el cierre de brechas.
Oportunidad. La capacidad de inversión de la minería contribuye con el cierre de brechas.


Contribución de la minería


La actividad minera impacta de forma positiva en la economía nacional a través de diversos medios. Uno de ellos es la inversión minera. Esta contribuye con el dinamismo de la inversión privada de forma descentralizada, lo que favorece el desarrollo de las regiones en las que opera.

La inversión en la minería permite iniciar el ciclo de esta industria, ya que financia las acciones de prospección y exploración que, posteriormente, se materializan en la construcción, ampliación o mejoramiento de los proyectos mineros, generando un encadenamiento con el resto actividades y la consecuente tributación y el pago de regalías y canon.


Diálogo. Autoridades y mineros se reúnen en Perumin 36.
Diálogo. Autoridades y mineros se reúnen en Perumin 36.


Los minerales están en nuestra vida cotidiana


Sabemos que la minería contribuye a través de los distintos encadenamientos que tiene en la economía, pero no es lo único, también contribuye con la medicina, el transporte, la comunicación, así como el acceso a servicios básicos en nuestros hogares y la salud, es decir, la minería está en todas partes.

Para la medicina, los minerales son una pieza clave para la producción de sus instrumentos. El cobre se usa tanto dentro de los escáneres de resonancias magnéticas como en los tubos de gas medicinal empleados en UCI, debido a su poder antibacteriano. Incluso, en varias partes del mundo se usan superficies de contacto de cobre en lugares de alto tráfico de personas como el metro, centros educativos, medios de transporte, hospitales, etcétera, para aminorar el contagio de enfermedades.

La plata se usa tanto en medicamentos con el fin de prevenir la reproducción de bacterias y acelerar el proceso de curación, así como en materiales médicos. El titanio es otro metal resistente a las bacterias, que es ideal para la fabricación de equipamiento quirúrgico y componentes esenciales de las prótesis actuales.

También, el litio, más conocido como ‘oro blanco’, debido a que es crucial en la transición energética, al igual que el platino, ha tenido avances significativos en los marcapasos artificiales, que ayudan a estabilizar la frecuencia cardiaca.


En la agricultura


Algunas personas equivocadamente exigen que se elija entre minería o agricultura porque existe la idea equivocada de que las dos actividades son incompatibles, algo que está muy lejos de la realidad.

En la agricultura moderna se usan los tractores para preparar el terreno para sembrar las semillas, así como para cosechar; cada material con el que se elabora el tractor y demás herramientas proviene de la minería.

MIDJOURNEY/PERÚ21
MIDJOURNEY/PERÚ21


El pasado minero del Perú

POR WALTER ALVA. ARQUEÓLOGO

El oro fue el primer metal trabajado por nuestros antepasados, quienes debieron descubrirlo circunstancialmente en su estado natural, atraídos por el color y propiedades de ductilidad. Investigaciones arqueológicas en Waywaka (Andahuaylas) registraron la tumba del primer orfebre que hace 3,500 años fue sepultado con pequeñas láminas de oro y un juego de herramientas para trabajar este metal.

Al consolidarse la civilización, con el surgimiento de los grandes santuarios religiosos cuyo mayor exponente fue Chavín de Huántar, una casta de sacerdotes instituyó un gobierno teocrático que utilizaba elaboradas coronas y ornamentos de oro como emblemas de su poder divino y alta investidura. Las tumbas de sacerdotes y sacerdotisas descubiertas en los templos de Kuntur Wasi y Pacopampa (Cajamarca), con ajuares que contenían ornamentos de oro decorados con complejas imágenes de divinidades, serpientes y aves, son el mejor ejemplo del privilegiado uso del oro que perduró hasta la época de los incas.

Las evidencias del temprano desarrollo de las técnicas orfebres en el Perú ubicarían a nuestro país como el centro originario de la metalurgia en América antigua; planteando también la posibilidad de que este invento se hubiera difundido desde aquí hacia el norte y hasta Centroamérica.

En Lambayeque, cerca de un templo decorado con divinidades que había perdido su vigencia, hemos encontrado tumbas sencillas conteniendo ornamentos y herramientas de cobre, evidencia que podría ser el hilo de la madeja para comprender que la revolucionaria tecnología metalúrgica de este metal fue uno de los factores más importante del gran cambio. La producción de armas para la guerra y herramientas para la agricultura modificaron sustancialmente el panorama de las relaciones entre los diversos grupos étnicos, facilitando también el avance de las técnicas de riego que incidieron en la producción agraria, sustento de la economía de aquellos pueblos.

La aparición del cobre marcó lo que podríamos llamar “Edad de los metales” similar al impacto dado en el Viejo Mundo.

Puede estimarse que la metalurgia del cobre, aproximadamente por los 500 años a. C., tuvo su primer y más importante centro de producción en el área de Vicús (Piura), donde se han extraído ingentes cantidades de objetos metálicos que indican una alta y desarrollada producción. Los metalurgistas de este pueblo elaboraron mediante la forja a martillo agudas puntas de lanza, dardos o arpones dentados, cabezas de porra de diversas formas, así como los primeros pectorales y escudos metálicos de considerable espesor; armas ofensivas y defensivas que definitivamente innovaron la actividad bélica.

En cuanto a las herramientas de uso agrícola, se inició la fabricación de puntas achatadas para los bastones de siembra y lampas para remover el terreno; entre las herramientas de corte se conocen hachas y los famosos tumis o cuchillos de hoja semicircular. Los ornamentos característicos corresponden a espléndidas coronas con colgajos, diademas, brazaletes y collares. En este tiempo comenzó a emplearse el dorado de metales por “baño o recubrimiento”, una de las grandes proezas tecnológicas de los metalurgistas del antiguo Perú. Este avance fue inmediatamente aprovechado por los mochicas, un pueblo que comenzó con jefaturas y luego un gobierno de señores guerreros y sacerdotes, quienes lograron perfeccionar todos los usos mencionados del cobre, llevando a un alto nivel la producción agrícola y una organización semimilitarista. Como se ha comprobado en la Huaca de la Luna (Trujillo), Pampa Grande y Sipán (Lambayeque), los talleres de metalurgia se encontraban adscritos a los grandes centros de poder, indicando un control estatal de la producción. Los maestros que trabajaban el metal gozaban así de cierto estatus.

Más allá del uso práctico, para los mochicas el cobre o cobre dorado tenía un especial valor simbólico fabricándose ornamentos, emblemas y estandartes, llegando a emplearse como placas en vestimentas completas de la nobleza como el caso del Señor de Sipán.

Para convertir el cobre de mineral molido a metal, se utilizaron sencillos hornos de fundición con carbón de algarrobo; avivando el fuego a fuerza de pulmón, se consiguió precipitar gotas de metal, luego fundidas en preformas o lingotes que martillados sobre yunques de piedra, permitían producir láminas o herramientas forjadas. Sorprende que con un método tan sencillo, pero efectivo, lograran una significativa producción metalúrgica. En la fabricación de ornamentos de oro o cobre dorado, consiguieron dominar la soldadura mediante aleaciones de oro, plata y cobre para bajar hábilmente los puntos de fusión.

Una vasija mochica reproduce con notable realismo un taller de metalurgistas elaborando por fundición planchas y herramientas.

Los descendientes de los mochicas llevaron al más alto nivel la producción metalúrgica. En Batán Grande (Lambayeque) los arqueólogos han registrado un organizado centro metalúrgico de extracción y fundición de cobre que debió abastecer a gran parte del norte del Perú y probablemente ser intercambiado con los actuales países vecinos. El mineral de cobre de toda esta región contenía naturalmente arsénico que contribuyó a brindar resistencia y dureza al metal.

Como las evidencias arqueológicas indican, el proceso de extracción, laboreo y producción de metales fue un factor de grandes y decisivos cambios en el proceso de desarrollo de nuestras antiguas culturas. El Perú fue y seguirá siendo un país de tradición minera.

Alva, descubridor de las Tumbas Reales de Sipán y conocedor autorizado del legado minero peruano.
Alva, descubridor de las Tumbas Reales de Sipán y conocedor autorizado del legado minero peruano.
Estandarte de cobre dorado descubierto en Sipán. Archivo Walter Alva.
Estandarte de cobre dorado descubierto en Sipán. Archivo Walter Alva.


Huamanyalli Una familia que mantiene su legado minero

La minería peruana es promotora directa e indirecta del desarrollo de numerosas personas en el Perú. Esta es la historia de una modesta familia que mantiene su legado minero desde la década de los 30 hasta la actualidad. Se trata de los Huamanyalli, quienes vienen trabajando en la Mina Julcani, Huancavelica, durante 87 años en forma ininterrumpida a través de varias generaciones desde el año 1937 hasta la actualidad.


LA PRIMERA GENERACIÓN


La historia se inicia con el patriarca don Lucho Huamanyalli (Q.E.P.D.), quien nació en 1922 en Anchonga, Angaraes, Huancavelica. Don Lucho comienza a trabajar en la Mina Julcani en 1937, a los 15 años de edad, en la Sociedad Minera Suizo Peruana - Julcani. En esos años, aún no existía ningún campamento minero en la Mina Julcani, por lo que don Lucho tenía que trasladarse diariamente en mulas desde la Hacienda Esmeralda en Lircay. Don Lucho trabajó durante 8 años hasta 1945. Se casó con doña María Vargas con quien tuvo seis hijos, y quien trabajaba de “pallaquera” en la bocamina, escogiendo el mineral del desmonte.

En 1945 la Sociedad Minera Suizo Peruana - Julcani cede en arrendamiento la Mina Julcani a Cerro de Pasco Corporation. Don Lucho trabajó extrayendo mineral inicialmente en alforjas de cuero sobre los lomos de una cuadrilla de mulas, luego en carritos de mineral de dos toneladas jaladas por mulas. Él comentaba de una entrañable mula llamada ‘Bigotuda’ –tenía grandes bigotes— que era la líder en la extracción de mineral, ayudados con antiguas lámparas de carburo.

En 1952 don Lucho conoce al ingeniero don Alberto Benavides de la Quintana cuando este último hizo una visita a la Mina Julcani. Un año después Benavides tomó en arriendo la mina formando la Compañía de Minas Buenaventura. Así, la Mina Julcani se volvió el “alma máter” de Buenaventura para muchas generaciones de trabajadores. Alberto y Elsa Benavides de la Quintana le pidieron a don Lucho atender la alimentación y alojamiento de los trabajadores en el antiguo hotel y comedor de Julcani.

El mismo don Alberto se tomó la molestia de llevar en su vehículo a don Lucho y a su hijo mayor Manuel desde Julcani a Lima para que este último siga sus estudios. Don Lucho se jubiló luego de trabajar 51 años en Julcani; 8 años con la Sociedad Minera Suizo Peruana – Julcani, 7 años con Cerro de Pasco Corporation y 36 años en Compañía de Minas Buenaventura. Entonces, 1989 es cuando Benavides le propone hacerse cargo del servicio de alimentación y alojamiento del hotel de empleados en Ccochaccasa. Han transcurrido 70 años desde esa vez y este 2023, año en que Compañía de Minas Buenaventura celebra sus 70 años de fundación en sus diferentes unidades de producción, Lismer, hijo de don Lucho, aún continúa preservando el servicio encomendado en la mina Julcani.


SEGUNDA GENERACIÓN


Lucho y María tuvieron seis hijos, Belén (Q.E.P.D.), Manuel, Teófilo, Gerardo, Lucio y Lismer, quienes nacieron en la Mina Julcani. Todos ellos al igual que las niñas y niños de los obreros, empleados y ejecutivos de la mina, iniciaron sus estudios en la escuelita fiscalizada 37505 de Julcani. En esta escuela daban becas para estudios superiores a los primeros puestos de cada promoción. Manuel se hizo Ingeniero Mecánico Senior en construcciones electromecánicas y civiles, y participa en diferentes proyectos mineros a nivel nacional. Aún continúa trabajando en mina. Teófilo trabajó como empleado en el área de almacén de la mina durante 35 años. Gerardo en el área de Planeamiento Minero. Lucio gestionando la concesión de alimentos y Lismer con su esposa Mary que aún trabajan dirigiendo la concesión de alimentos de la Mina Julcani.


TERCERA GENERACIÓN


Los trece nietos de don Lucho trabajan en Perú en diferentes sectores económicos y se educan en Perú, Europa, Asia y América del Norte. La pasión por la minería llevó a uno de ellos, Juan Carlos Huarcaya, a estudiar Ingeniería de Minas en la UNI. Fue el fundador y primer presidente del “Círculo Minero Mario Samamé Boggio”, institución cultural que complementa la formación académica de los futuros ingenieros mineros. Posteriormente, trabajó en Buenaventura durante 25 años en diferentes posiciones ejecutivas y actualmente estudia en los Estados Unidos.


CUARTA GENERACIÓN


Don Lucho tiene seis bisnietos de los cuales cuatro aún son pequeños y los dos mayores estudian en nivel universitario en los EE.UU. Una de las bisnietas actualmente estudia en la Leeds School of Business de la University of Colorado Boulder. Ella obtuvo el National Hispanic Recognition Award Program 2022 -2023 Scholar by College Board, entre otros. Otro de los bisnietos actualmente estudia Ingeniería de Minas en Colorado School of Mines en Golden, Colorado, preservando y consolidando el legado.

La familia Huamanyalli demuestra cómo la educación, disciplina, esfuerzo y amor a la minería cambia la vida. Don Lucho tuvo una modesta educación de primer grado de primaria en el poblado rural de Anchonga, Angaraes, Huancavelica. Su esfuerzo abrió un panorama de oportunidades para las nuevas generaciones. El amor a la tierra y a sus tesoros cosecha logros tangibles.

Néstor Huarcaya, Gerardo Huamanyalli. Sentados: Juan Carlos Huarcaya, Manuel Huamanyalli.
Néstor Huarcaya, Gerardo Huamanyalli. Sentados: Juan Carlos Huarcaya, Manuel Huamanyalli.
Guillerma Huincho, José Velásquez, Juan Carlos Huarcaya, Juan Huarcaya.
Guillerma Huincho, José Velásquez, Juan Carlos Huarcaya, Juan Huarcaya.
El patriarca Lucho Huamanyalli.
El patriarca Lucho Huamanyalli.


Inversión minera mejora indicadores sociales


La inversión minera ha favorecido el desarrollo de las regiones del país. Para explicar este impulso, Víctor Gobitz, presidente de la cumbre minera Perumin 36, precisó a Perú21 que la minería, al ser un negocio que tiene una mirada exportadora, desarrolla una suerte de corredor económico que beneficia a las zonas en las que opera.

A ello, hay que agregarle que las inversiones mineras dotan también de recursos a los gobiernos subnacionales (canon y regalías) para que los puedan usar en la mejora del bienestar de sus poblaciones.

De acuerdo con el Instituto Peruano de Economía (IPE), existen tres etapas bien definidas de la inversión minera.

La primera, acontecida entre 2010 y 2013, se caracterizó por un crecimiento importante de la inversión minera debido al inicio y el desarrollo de grandes proyectos mineros como Las Bambas, en Apurímac; la ampliación de Cerro Verde, en Arequipa; Antapaccay, en Cusco; Toromocho, en Junín; entre otros. Durante esos años, la inversión minera llegó a los US$ 26,070 millones.

La segunda etapa, que transcurrió entre 2014 y 2016, representó un periodo de menor inversión, debido a la consolidación y el fin gradual de la construcción de grandes unidades productivas.

La tercera etapa que inició a partir de 2017 con la construcción de grandes proyectos como la ampliación de Toquepala, en Tacna; la ampliación de Marcona, en Ica; y la ampliación de Shahuindo fase II, en Cajamarca. Todos representaron un monto de inversión de US$ 2,464 millones. A estos también se sumaron la ejecución de la inversión en importantes yacimientos de cobre como Quellaveco, en Moquegua; Mina Justa, en Ica; y la ampliación de Toromocho, en Junín.

Además, en 2019 se terminó la construcción de los proyectos Relaves B2 San Rafael, en Puno; y Quecher Main, en Cajamarca, y en 2022 Quellaveco.


El impacto


Así, en el último decenio dichas inversiones sumaron alrededor de US$57 mil millones y el 90% de estas fue a parar en 11 regiones: Moquegua (US$8,348.6 millones), Arequipa (US$7,652 millones), Apurímac (US$6,683.7 millones), Junín (US$5,419.4 millones), Ica (US$4,698.6 millones), Cusco (US$4,410.6 millones), Áncash (US$4,267.7 millones), Cajamarca (US$3,396.6 millones), Tacna (US$2,523.8 millones), La Libertad (US$2,271.2 millones) y Puno (US$1,379.7 millones).

Si se analizan los indicadores sociales de dichas regiones, en todas se puede corroborar mejoras. No obstante, las regiones mineras que mejor resultados tienen y marcan una gran diferencia de las no mineras son aquellas que han sabido utilizar mejor los recursos.

Este es el caso de Apurímac. Entre 2012 y 2021, la región triplicó el tamaño de su PBI (+212.4%), aumentó el ingreso promedio de sus habitantes (proveniente del empleo) en 78.2%, su PEA ocupada creció en 18.7%, su tasa de desnutrición crónica se redujo a un tercio y la pobreza cayó en alrededor de 10 puntos porcentuales. Durante ese periodo, el Gobierno Regional de Apurímac destacó entre los 10 primeros de mayor ejecución presupuestal en inversión pública, con una tasa promedio del 75.9%.

Minería triplicó el PBI de Apurímac (IA/Perú21)
Minería triplicó el PBI de Apurímac (IA/Perú21)


Los mitos y verdades sobre la minería


A pesar de los beneficios que brinda la minería a la sociedad, así como su relevancia para la fabricación de los bienes que usamos día a día y que, en muchos casos, nos salvan la vida, hay una carga ideológica y política en contra de la actividad que ha llevado a que el Perú pierda la oportunidad de recaudar impuestos por S/123,000 millones, en los últimos 15 años.

A continuación, vamos a desmitificar lo que se dice sin fundamento sobre la industria minera.

  • La minería contamina más que cualquier actividad.

FALSO

Víctor Gobitz, presidente de Perumin 36 Convención Minera, recuerda que no existe actividad humana que no genere un impacto ambiental. Por ello, indicó que, en la actualidad, la industria minera formal cumple con una serie de regulaciones para acceder a un permiso de operación. “Lo que puedo decir es que la minería es una industria que tiene impactos que están mitigados y que están completamente vigilados por autoridades externas”, dice.

  • La minería consume mucha agua.

FALSO

La minería formal solo utiliza el 2% del agua que se consume en el Perú y su uso está regulado por la Ley de Recursos Hídricos que establece cuánta agua puede usar este sector. Gobitz resalta que la minería es una actividad que minimiza el uso del agua y realiza un esfuerzo importante para descarbonizar, es decir, bajar el consumo de combustibles fósiles. “Todos deberíamos tener la garantía de que es una industria que se maneja con altos estándares ambientales”, precisa.

  • La minería paga pocos impuestos.

FALSO

Esta fue una aseveración que, incluso, un ministro de Economía se atrevió a decir. Lo bueno de la anécdota es que mandó a hacer un estudio al Fondo Monetario Internacional (FMI) que sirve para aclarar este mito. Según el FMI, el régimen tributario peruano genera una carga de 41.7% y de 43.1% sobre los ingresos en las mineras sin y con estabilidad tributaria, respectivamente; ambas tasas son mayores que Chile, nuestro principal competidor.

  • La minería genera muy poco empleo.

FALSO

La minería es una importante fuente de generación de empleos en el país. En la actualidad, brinda empleo directo a más de 200 mil personas, el 4.5% del empleo formal. Además, por cada persona empleada directamente en la minería se generan 6 empleos indirectos, lo que eleva la cifra a más de un millón de peruanos, cuyas familias dependen de la actividad minera.

  • La minería solo beneficia a unos pocos.

FALSO

La actividad minera tiene un efecto multiplicador sobre la economía que es consistente a lo largo del tiempo. Es decir, impulsa a sectores como la construcción, transporte terrestre, electricidad, servicios profesionales, cultivos agrícolas, refinación de petróleo, restaurantes, alquiler y vivienda, entre otros.


IA/Perú21
IA/Perú21


Cuando el mineral se convierte en un arte de filigrana

POR JAVIER ZAPATA

Don Isaías Rodríguez trabaja la plata con la habilidad que solo una vida dedicada a ello puede dar. En sus manos, los hilos de plata danzan y se entretejen para dar vida a animales, enseres y joyería que encierran en sí la belleza y nobleza de ese material.

Su familia, proveniente de Huancayo, tomó el trabajo en plata como oficio y arte. Pero los rigores del día a día los alejaron por casi 25 años de la plata para dedicarse a la construcción. Reubicada en Chosica, la familia retomó su arte y lo extendió a toda la familia. Don Isaías inició su aprendizaje de manos de sus padres cuando tenía tan solo 8 años. Su padre era el reconocido maestro platero Juan Rodríguez y su madre una delicada y diestra artista de la filigrana.

Ingresó a la Universidad Nacional de Ingeniería donde cursó hasta el quinto ciclo, pero su pasión por la plata fue más fuerte. De su madre obtuvo la inspiración para dedicarse en cuerpo y alma a la filigrana. El resultado, fueron objetos y joyas delicadas.

“La filigrana es una de las técnicas más complicadas. Poca gente la domina. Es una técnica bien laboriosa y se necesita mucha paciencia”, señala don Isaías a quien sus conocimientos de ingeniería le han permitido perfeccionar su técnica e intentar nuevos diseños. “He podido mejorar la filigrana. Hago esculturas en tres dimensiones”, asegura lleno de orgullo.

Don Isaías ha pasado sus conocimientos a sus hijos, pero ellos se han abocado más a la parte de la venta. Cuenta que es un sobrino quien seguirá sus pasos. “Ahorita son la cuarta generación los que están trabajando”, anota. Tradición familiar y arte.

Don Isaías Rodríguez Pomalaza, maestro platero de raza y tradición. (Foto: Javier Zapata)
Don Isaías Rodríguez Pomalaza, maestro platero de raza y tradición. (Foto: Javier Zapata)
(Foto: Javier Zapata)
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