Una persona con incapacidad visual tiene menos posibilidades de tener un mejor trabajo.
Una persona con incapacidad visual tiene menos posibilidades de tener un mejor trabajo.

No descuidemos la . En el informe mundial sobre esta condición del 2020, la (OMS) refiere que en el mundo hay más 2,200 millones de personas con deterioro visual, problema de salud que podría atenderse con el uso de lentes o procedimientos.

El problema reside en que, en la mayoría de los casos, la persona que padece la patología visual no la advierte en primera instancia, complicando posteriormente las soluciones asociadas. En ese contexto se recomienda siempre priorizar la prevención para evitar complicaciones mayores.

En la actualidad, la categorización de las personas con problema visual se ha venido actualizando ante la exigencia de las actividades que realizamos pues requieren del manejo de nuevas tecnologías, como una computadora o un celular. Inclusive el uso de un vehículo con mayor seguridad (condiciones para sacar una licencia de conducir, demanda de por lo menos una visión de 20/40 con lentes).

En estos momentos se considera como una persona con discapacidad visual a quien no tiene una visión de 20/400 o menos (lo cual equivale a la letra grande “E” cuando nos miden vista). Asimismo, una persona con incapacidad visual tiene menos posibilidades de tener un mejor trabajo y por consiguiente una mejor calidad de vida, sostuvo el Dr. César Bernilla, médico oftalmólogo de Oftalmosalud.

En ese contexto, el especialista consideró de vital importancia preocuparnos por instaurar una cultura de prevención en nuestra salud visual. Incluso en nuestros hijos de tres años es necesario llevarlos al oftalmólogo pediátrico, el cual evaluará la posibilidad que el niño o niña use gafas, con la finalidad de mejorar su capacidad visual. Adicionalmente, la cita con el especialista podría ser útil en el diagnóstico del ojo ambliope (ojo perezoso), lo cual se puede diagnosticar y atender antes que inicie su educación inicial.

No olvidemos que cuando los niños inician su educación, que conllevan actividades inherentes al uso de elementos tecnológicos, sumado al mal hábito de no parpadear, podría ocasionar resequedad en la vista o también llamado el síndrome del ojo seco, lo cual en muchos casos llevan al paciente a creer que el problema han sido los anteojos recetados por el oftalmólogo.

La falta de una correcta evaluación oftalmológica anual en los niños puede desembocar en problemas de atención, que reducirán la capacidad de aprendizaje, y en ocasiones, ocasiona que los niños se metan en problemas mayores interpersonales.

“Seguimos creciendo y las actividades ya no son solo educativas, sino empiezan las de índole laboral, lo cual demanda más de nuestras capacidades para concentrarnos en nuestro trabajo y los malos hábitos cada vez irán de mal a peor; un ejemplo de ello es seguir cambiando anteojos sin entender la razón de fondo de por qué tenemos medida en primera instancia”, puntualizó el Dr. Bernilla.

Desde todo punto de vida, económico y de salud, prevenir siempre será el mejor camino.

“La edad sigue avanzando, aparecen patologías recuperables como la Catarata (primera causa de ceguera reversible en el mundo) u otras que lamentablemente que no se pueden revertir, pero sí detener su avance y dolencias como es el caso del Glaucoma, (considerada la primera causa de ceguera irreversible en el mundo)”, dijo el galeno.

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