Iselda Livoni impulsa el llamado proyecto de ley cuatro patas.
Iselda Livoni impulsa el llamado proyecto de ley cuatro patas.

vive en San Bartolo.

La cortina y la bañera de la casa que habita pueden amanecer, un día, ensangrentadas. Es un cazador. Desangra palomas y tiene apenas dos años.

Quentin Tarantino posa para la foto. Está entre los brazos de Iselda Livoni, que contabiliza en 15 las que ha tenido, entre gatos y perros. Quentin Tarantino, de rayas atigradas, se llama como el cineasta estadounidense que ha dirigido cintas como ‘Los perros del depósito’; es compañero de Banksy Moon, el gato negro de la casa que se llama como el artista británico, y de Natsu, recuperada de un mercado de venta de animales, cuando entraba en la palma de una mano, y ahora pesa 52 kilos por ser cruce de rotwailler con dóberman. “Pero tengo miles de ahijados”, me dice para referirse a los perros de la cuadra, los de la vuelta y los que se acercan a saludarla.

Iselda Livoni es activista por los derechos de los animales. Es presidenta y fundadora de la Asociación para el Rescate y Bienestar de los Animales (ARBA), una organización que forma parte de COLPA (Coalición por los Animales del Perú), que ha presentado ante el Congreso el llamado proyecto de ley cuatro patas, cuya petición está alojada en .

Iselda Livoni nació en Chincha, de madre cajamarquina y padre de origen italiano. No le gustan la ciudad ni los centros comerciales, huye del tráfico y de las multitudes; vive a pocas cuadras del mar y vive con Quentin Tarantino.

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-¿Tu historia con los animales empezó en la niñez?

No. Empezó cuando ya fui grande, porque en casa no nos dejaban tener animales. No tuve ninguna mascota de niña. Yo decía que, cuando cumpla 18 años y me vaya de la casa, tendría mis animales. Pero cuando cumplí 18 fue difícil, había que estudiar, trabajar y hasta que llegó mi hijo. Hace 27 años encontré mi pareja y los dos queríamos tener mascotas. A los 30 años recién tuve mi primera mascota, cuando mi hijo tenía tres años. Era un perrito y después tuve mi primera gata, que se llamó MoMa, las siglas del Museo de Arte Moderno en Nueva York.

-¿Por qué les pones nombres vinculados al arte?

Mi esposo y yo somos amantes del arte. Tuvimos un gato negro que se llamó Renoir, un loro que se llamó Picasso, un gato plomo que se llamó Marcel Duchamp. Mi pareja es artista, es pianista clásico y compositor.

-¿Y cómo pasas de tener mascotas a ser activista?

Con Kevin (mi pareja) empezamos a ir a los albergues a ayudar porque, a medida que conoces a los animales, ves que hay una necesidad de ayuda, te vas vinculando. Íbamos a bañar a los perros, a pasearlos, a vacunarlos, llevando donaciones. Así fue creciendo el activismo y con una amiga que estudiaba veterinaria pensamos que era el momento de formar una organización. Nos preguntamos: ¿por qué hay animales abandonados?, ¿por qué hay sobrepoblación? Nos organizamos con equipos de médicos para ir a zonas de bajos recursos y operamos cientos de animales, esterilizamos muchas mascotas. Dentro del proceso natural pensamos que era necesario educar y luego escribí un libro de cuentos, que se llama Las leyendas azules, que cuenta las historias de 10 perritos que vivían en el albergue que visitábamos, fue subvencionado por la Sociedad Mundial de Protección Animal, ilustrado por Andrea Lértora y lo trabajamos con el Ministerio de Cultura. Entonces, además de las campañas de esterilización, íbamos a las ferias, con los municipios para contar los cuentos a los más chiquitos, que son quienes, finalmente, en el futuro ya no abandonarán animales como lo hacemos las personas de nuestra generación. Y en el año 2008 decidimos constituir una organización legal sin fines de lucro y fundamos ARBA.

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-¿Hoy cuál es la problemática que atraviesan los animales?

Hoy ya se sabe que son necesarias las políticas públicas y las leyes para mejorar no solo la vida de los animales, sino también la salud humana. Hace tres años se desarrolló el proyecto de ley cuatro patas, sobre esterilización como política de salud pública a nivel nacional. Alberto de Belaunde, Daniel Olivares y siete bancadas más del Congreso volvimos a presentarlo el año pasado y en este momento está esperando ser asumido por una comisión.

-Hay quienes dirían que no es momento para pensar en leyes para los animales en medio de una pandemia.

El tema de los animales está totalmente vinculado a nosotros. Existen problemas de zoonosis, que son las enfermedades producidas de los animales a las personas. Si hay sobrepoblación de animales llenando parques y plazas, que defecan en las calles y dejan sus parásitos, eso genera un problema de salud pública y es un problema también para el ser humano. Una política de salud pública no solo beneficia a los animales, sino a todos. Las pandemias provienen del uso y abuso de los animales. Por ejemplo, el hacinamiento de pollos o gallinas en las granjas produce enfermedades zoonóticas, además de la crueldad. La salud pública también tiene que ver con los animales.

-¿El activismo que realizas incluye a los animales de producción?

Como parte de nuestra evolución como activistas, hace tres años formamos parte de una coalición internacional que agrupa a 65 organizaciones de 60 países y nos propusimos eliminar el uso de huevos de gallinas enjauladas por huevos de gallinas libres. En Perú, 50 empresas se han sumado al compromiso desde 2018. Empresas como el Hilton, el Marriott o el restaurante Tanta.

-¿Qué puede cambiar ese compromiso?

Una gallina puede vivir tantos años como un perro. Si las gallinas viven mejor, definitivamente el huevo es mejor. El producto que viene de un animal sin estrés es más saludable, tiene más antioxidantes, omega, etc.

-¿Gracias a la pandemia estamos entendiendo mejor estas problemáticas?

Sí. La pandemia nos ha vuelto a la crianza sostenible. Eso necesitamos.

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-¿Cuál es la recompensa de esta labor?

Amo mi trabajo totalmente. Amo a los animales. Trabajo diez horas diarias haciendo lo que hago. Veo a los animales como si fueran mis iguales. Hay que tener paciencia, pero cuando veo los cambios, chiquititos, soy muy feliz.

-¿Por qué nos gustan tanto los perros?

Porque son inocentes, son almas buenas, la mirada de un perro es honesta y no todos la ven.

-¿Y por qué los gatos?

El gato es un ser que no te pertenece, tú le perteneces a él. Pero el gato te cura, el gato sana. El gato sabe cómo estás, el gato intuye tu movimiento, tu malestar o alegría. El perro es faldero, quiere agradarte, pero el gato no quiere agradarte, es independiente, pero el gato cuando te ama, es incondicional. Yo soy más afín al gato que al perro. El gato es mágico.

AUTOFICHA:

-“Tengo 61 años. Nací en Sunampe, Chincha; fue casualidad, se le adelantó el parto a mi mamá. Ella es de Cajabamba, en Cajamarca, y mi papá era peruano-italiano. He vuelto a Chincha por el fenómeno de El Niño y por el terremoto de Pisco para ayudar los animales”.

-“Soy wellness coach, especialista en hábitos saludables (ejercicio y alimentación) que incluyen a los animales; y soy diseñadora de interiores en ejercicio solo para mi casa (ríe). Me dedico al activismo el 70% del tiempo y 30% tengo mi trabajo como wellness coach”.

-“Esperemos que la ley de 4 patas se apruebe antes del cambio de gobierno. Tenemos un proyecto de ley para los animales de granja que presentaremos en julio. Tenemos pauteadas nueve investigaciones en el año. Y se viene el lanzamiento de nuestra plataforma de veganismo con recetario y más”.

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