Un acto de amor. Diana Valentina tiene 9 años y desde que nació llevó a cuestas una enfermedad que atacó su sistema psicomotriz e impidió que se pueda movilizar con libertad, pero la fe de su padre la ayudó a enfrentar con paciencia el mal que aqueja a su pequeña.
Desde tempranas horas, el padre de Diana Valentina esperó en los exteriores de la Nunciatura Apostólica —ubicado en Jesús María— y gracias a unos sacerdotes que coordinaron con la seguridad del papa Francisco, padre e hija pudieron ver al Sumo Pontífice.
Aunque fue un breve momento, nadie podrá borrar de sus memorias la bendición del papa Francisco, quien se acercó a la niña para besarle la frente y bendecirla. Su padre le extendió la mano y agradeció el gesto, después el Sumo Pontífice le obsequió un rosario.
"Agradecer por la oportunidad que nos dio el papa y que este sea el inicio de una nueva forma de ver, con la bendición de la iglesia y de Dios, de ver las personas con discapacidad", dijo el emocionado padre de familia que no esperó ser recibido por el Sumo Pontífice.