(Revista Semana)
(Revista Semana)

La periodista y politóloga colombiana conversó con Perú21 sobre el impacto del atentado terrorista del ELN en Bogotá.

El Gobierno ha responsabilizado del ataque al ELN, ¿qué significa esto para el proceso de paz?

-Obviamente este tipo de atentados que cobran la vida de civiles causan mucha indignación y liberan muchas emociones que son aprovechadas por los políticos para pescar en río revuelto. Eso afecta el proceso de paz, pero la paz se construye. Esto es más un anuncio del ELN para demostrar que es una guerrilla que no se va a dejar. Pero el ELN se equivoca, si no acepta la paz, está condenado a convertirse en una fuerza paramilitar, una guerrilla de resistencia o una banda criminal.

Con el atentado, ¿la paz está debilitada, como lo ha dicho Álvaro Uribe?

-Eso es falso. Colombia ha avanzado mucho. Los índices de terrorismo que tenemos son aún muy bajos y no se comparan con lo que teníamos hace seis o diez años. Aunque es un atentado horrible y repudiable, decir que volvimos a la guerra y que estamos como antes es falso.

Después del ataque, ¿qué posibilidad hay de que se retome el diálogo entre el Gobierno y el ELN?

-La posibilidad es muy remota si el ELN no accede a las condiciones impuestas por el presidente Iván Duque, que es que deje los secuestros y por supuesto los atentados terroristas. Hay mucha gente que dice que lo ocurrido ayudará a que se cierren las puertas del diálogo, pero yo creo que no será así. Hay una parte del ELN y de la política colombiana que no quiere acuerdo, pero hay otra que sí.

¿La presencia del ELN es importante en Colombia?

-No. Esta es una guerrilla que no tiene el control del país como lo tenían las FARC. Lo que tienen son células que operan de manera clandestina y lo hacen muy profundamente, pero son pequeñas y débiles. Aunque tiene redes urbanas fuertes con capacidad para hacer actos terroristas, su control del territorio y su capacidad de ganar la lucha armada en Colombia es nula. Se podría decir que el ELN es solo una piedra en el zapato para el Ejército. No existe la posibilidad de que logre su sueño revolucionario.

Sin embargo, el ELN tiene un ala muy peligrosa...

-El problema del ELN es que tiene dos frentes: los Históricos, que están en La Habana y quieren negociar la paz, y el frente Domingo Laín, que ha cometido el atentado y tiene una relación muy profunda con Nicolás Maduro. En Venezuela, este frente actúa como una fuerza paramilitar de sostén de Maduro y cuando cruza la frontera es una guerrilla. Esa dualidad es insostenible y peligrosa, pero sin llegar a las dimensiones de las FARC. El desafío del ELN son sus células urbanas dormidas que tiene y puede activar.

¿Cuál debería ser la estrategia ante este frente?

-El Ejército debe actualizarse y modernizarse. Durante 40 años libró una guerra contra las FARC con combates ante columnas de hasta 1,000 hombres. Pero esto es distinto y la estrategia debe ser distinta. Va a tocar ajustar para aplicar una estrategia militar nueva que sea la correcta.