El Parlamento de Grecia ratificó hoy con una abrumadora mayoría el presupuesto para 2012, que recorta severamente el gasto público y consolida la política de austeridad exigida por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para seguir ayudando al país a reducir su enorme deuda.
Aunque la mayoría que suman los socialistas, conservadores y la ultraderecha que respaldan al Gobierno de Lukás Papadimos permitió sacar adelante el proyecto sin sobresaltos, los partidos de la coalición demostraron durante el debate que las fisuras son muy profundas.
Un total de 258 de los 299 diputados que participaron en la votación (el Parlamento tiene 300 escaños) dieron el sí a las nuevas cuentas públicas, mientras que 41 diputados se opusieron a él (los del Partido Comunista y la Coalición de la Izquierda Radical, junto a los independientes progresistas).
El objetivo principal de los presupuestos de 2012 es lograr un superávit primario del 1,1 por ciento que, tras el pago de deuda e intereses, llevará a un déficit del 5,5 por ciento del PIB, frente al 9 por ciento que se espera para 2011.
Para ello, el gasto público se recortará en 5.000 millones de euros al reducir los salarios públicos, las pensiones y el presupuesto de Educación, que será un 60 por ciento más bajo, entre otras partidas que serán disminuidas. En cambio, crecen los recursos para armamento militar e Interior.
Los ingresos del Estado se verán aumentados en 7,1 por ciento a través de la aplicación de nuevos impuestos indirectos y una mayor tasación directa, que se centrará en los particulares, mientras que la presión fiscal a las empresas disminuirá.