Hoy es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, y haré un ejercicio sencillo: armar una lista de lo que me hace feliz. Será mi regalo en esta fecha.
Me hace feliz…
- Preparar el café por las mañanas.
- Vivir en el depa de los gatos.
- No ser indiferente al dolor.
- Llamar a mi madre y decirle lo que siento, algo que me costaba en otro tiempo.
- Saber que mamá está acompañada del mejor hombre del mundo.
- Que la pandemia no haya tocado a los que más quiero sin que me deje de afectar a todos los que hemos perdido.
- Confirmar gracias a los recuerdos de Facebook que mi pasado no ha sido tan malo como creía.
- Quererme más y no por ello ser egoísta.
- Aprender a ser tolerante.
- Trabajar en lo único que me gusta hacer.
- Escribir poemas que nunca publicaré, cartas que jamás enviaré e historias que con suerte salen a la luz.
- No abandonar mi terapia y mis citas con el psiquiatra.
- Tener tatuajes en mis brazos, al fin.
- Montar bicicleta a diario.
- Comer saludable.
- Inscribirme en un curso de natación en aguas abiertas, es decir, en el mar.
- Saber que siempre está, en las buenas y en las malas, esa mujer que es y será el milagro de mi vida.
- Recordar el primer día que crucé la Av. Aviación con Diego de la mano.
- Creer –aún– en la bondad de las personas.
- Haberme perdonado y haber perdonado.
- Hacer planes que quizás no se cumplan pero que parecen perfectos, querida Katty.
- Encontrar en mi hermano Carlos a un buen consejero y gran amigo, y saber que es un excelente papá, y un gran novio.
- Ver las fotos de mi hermano Renzo y su pasión por el trabajo.
- Escuchar los consejos de N y K, mejores amigos; y sentirme orgullosa de lo que son y lo que serán.
- Saber que Frida, mi perrita, es la engreída de mis papás.
- Recolectar citas de libros, canciones y películas.
- Coleccionar tazas.
- Ver que el amor entre dos personas que quiero es más fuerte que la homofobia y el miedo.
- Tener amigos y amigas incondicionales, aquí en Lima, y allá en México, donde Liliana Falcón se las ingenia para estar y decirme: “Peruana, ¿qué pasó?”. O a Consuelo Sáizar, desde alguna parte del mundo, con sus imprescindibles tuits, publicaciones y respuestas inmediatas a mis ocurrencias.
- Conocer a profesionales de primer nivel que me han ayudado a entender este nuevo mundo raro.
Y sobre todo me hace feliz saber que esta lista es más larga (el espacio no me permite más).