Las municipalidades deben fiscalizar a los propietarios de terrenos cercanos al mar y evitar restricciones de acceso y prácticas discriminatorias, señala la columnista. (Foto: GEC)
Las municipalidades deben fiscalizar a los propietarios de terrenos cercanos al mar y evitar restricciones de acceso y prácticas discriminatorias, señala la columnista. (Foto: GEC)

Ad portas de la temporada de verano, el Tribunal Constitucional ha emitido una sentencia en la que reafirma que las playas son bienes de uso público y que las personas tenemos derecho a acceder a ellas sin ninguna restricción. En concreto, exige al demandado (un club de playa) que no puede usar de excusa las rejas, cerramientos o garitas que limiten el acceso de bañistas a las playas que le sean colindantes. La sentencia indica que estas prácticas resultan en la afectación directa al derecho al libre tránsito.

La mala costumbre de algunos pocos de creerse dueños de la playa y el mar ha generado prácticas discriminatorias que limitan el disfrute de la ciudadanía a recursos cuya soberanía es del Estado y, por ende, de todos los peruanos. Muchas veces, clubes y condominios de playa realizan acciones de control y hostigamiento, y ponen de excusa, para restringir el paso de personas, las garitas u otra infraestructura. De acuerdo a lo que indica la Defensoría, al tratarse de una sentencia que interpreta la Ley de Playas, cualquier persona natural o jurídica “que posea(n) propiedades colindantes al litoral peruano deben garantizar el acceso libre a las playas”. Las municipalidades deben fiscalizar a los propietarios de terrenos cercanos al mar y evitar restricciones de acceso y prácticas discriminatorias.

Por supuesto, no faltaron los comentarios racistas y discriminatorios, sino también menciones a la mala educación o falta de cultura de las personas que usan las playas. Ciertamente, la gestión municipal del buen uso de las playas es necesaria y los visitantes deben cuidar el entorno, no dejar basura, evitar el caos y cuidar los recursos naturales, por lo que es menester promover buenas prácticas de convivencia.

Nuestro ecosistema marino es fundamental y, además, nos refresca en estos veranos -cada vez más calientes-; por ello, necesitamos cuidarlo. Corresponde al gobierno y a todos los demás actores involucrados, incluyendo a quienes tienen propiedades o negocios cerca del mar controlar las emisiones que se generan para evitar contaminar y destruir nuestras playas. Sin embargo, esto debe aplicar a todos por igual, desde el propietario de la casa más cara de Asia hasta el ciudadano común que quiere ir a pasar un día familiar a la playa. Haciendo referencia a la canción de Los No Se Quién y Los No Sé Cuántos, es hora de entender que los Quispe y los Müller pueden disfrutar de la playa por igual.