[Opinión] Richard Arce: Las consecuencias de “la política del chaveteo”. (Foto: Congreso)
[Opinión] Richard Arce: Las consecuencias de “la política del chaveteo”. (Foto: Congreso)

Al parecer, el Congreso se dio cuenta de las intenciones del Ejecutivo de querer disolverlo y empieza a actuar con las armas jurídicas que tiene. Hay ya denuncias constitucionales y por fin se ha presentado la moción de vacancia presidencial.

Era evidente que correspondía interponer denuncias constitucionales a todos los ministros que firmaron el acta de sesión de consejo ministerial, pretendiendo justificar una inexistente denegación de confianza. Si tuviera la prestancia, también podría denunciar como Congreso ante el Poder judicial, porque es delictuoso el desacato a la autoridad e infringir contra una ley vigente.

Lamentablemente, no hay un liderazgo político en el Congreso; desde que asumieron el poder, estaban ensimismados por sus miserias; por un lado, los ‘fraudistas’ que no aceptaron el resultado electoral y se dedicaron a tratar de inventar los supuestos argumentos de un fraude inexistente, se gastaron miles de soles en una comisión que nunca mostró ningún resultado.

Al final, solo ayudaron a Castillo a tener el argumento ideal para victimizarse y ser la coartada para sus arrebatos desde el Ejecutivo, buscando impunidad. De otro lado, la mediocridad de este Congreso hizo que nunca cumpliera su labor de control político y fiscalización, que correspondía ante tantas denuncias de corrupción. Al final, terminaron como cómplices y con la desaprobación más alta que tuvo cualquier Congreso.

Ahora, la interrogante que se hace la población es sobre qué va a pasar en este escenario de confrontación –en otro artículo lo denominé la política del chaveteo–, porque ambos poderes están en una estrategia de matar y sálvese quien pueda. La realidad es que el problema ha sobrepasado a la capacidad que tienen ambos poderes para interactuar y solos se pusieron la soga al cuello.

Es inexorable que la única salida es el adelanto de elecciones, porque así vaquen al presidente o cierren el Congreso, el destino del que sobrevive es el cadalso. Ya cruzaron la delgada línea de la legitimidad para gobernar.