Ya con las aguas movidas del escándalo hasta el cuello, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez- Reyes, ha anunciado una reorganización de la sección operacional del control aéreo.
Ya con las aguas movidas del escándalo hasta el cuello, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez- Reyes, ha anunciado una reorganización de la sección operacional del control aéreo.

Los videos difundidos el último fin de semana por el portal Sudaca y Cuarto poder sobre las circunstancias que rodearon el trágico accidente que hace un año dejó tres bomberos fallecidos en el aeropuerto de Lima, han causado un gran impacto.

Al poner en evidencia la actitud poco profesional de los controladores de tránsito aéreo, las imágenes demuestran lo irrisoria que es la seguridad aeroportuaria en el Jorge Chávez y el riesgo que corren aeronaves y pasajeros.

En este caso concreto, se observa con claridad que los operadores se toman largos minutos para abrigarse, descansar y hasta dormir sobre sus asientos, completamente desligados de las tareas que estaban obligados a atender antes de que ocurriera la tragedia.

Imposible no pensar de inmediato que eso es lo que ocurre cotidianamente en nuestro principal terminal aéreo. Solo por ese lado, ya es terrorífica la caja de Pandora que ha destapado esta denuncia.

¿Son ellos, los operadores, por lo tanto, los responsables de la pérdida de vidas humanas? Seguramente sí, pero no los únicos que deben cargar con la culpa.

La cadena de responsabilidades empieza por los directivos de Corpac debido a su pésima labor de supervisión y reclutamiento de personal técnico. Si se han cometido delitos finalmente lo decidirá la justicia, pero lo indudable es la grave negligencia de estos trabajadores.

Corpac ha intentado, una vez más, sacar cuerpo aseverando que los videos han sido manipulados, sin mostrar evidencia alguna de ello. Reconoce, eso sí, un mal desempeño de sus servidores en la torre de control.

No explica nada, sin embargo, sobre las mentiras de sus anteriores directivos cuando el Congreso los convocó: en dicha oportunidad estos señores afirmaron que las grabaciones de seguridad en la torre carecían de audio. Mientras que sus sucesores en los cargos declararon ayer, en cambio, que la Comisión Investigadora de Accidentes de Aviación había recibido “24 horas de video y audio continuo, al igual que la Fiscalía y la Policía”. ¿También hubo, entonces, negligencia en la investigación?

Ya con las aguas movidas del escándalo hasta el cuello, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez- Reyes, ha anunciado una reorganización de la sección operacional del control aéreo. Todo indica, no obstante, que tanto la investigación como los cambios que ha ofrecido el ministro deben ser más profundos.