(Congreso de la República)
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Me gustaría creer en el cambio del fujimorismo, pero no puedo. No al menos hasta ver pruebas concretas de que Fuerza Popular dejó atrás la política de la confrontación para aportar al país con leyes sensatas y sin motivación partidaria. Úrsula Letona, una de las parlamentarias más representativas del fujimorismo, nos dice que ahora entraremos en una etapa de un “Congreso reformista”, pero para muchos de nosotros resulta bastante complicado creer en la transformación repentina de un grupo político como Fuerza Popular. La razón es simple: durante más de dos años el fujimorismo dejó de lado las reformas (laboral, judicial, penitenciaria) e hizo de la confrontación una práctica parlamentaria. Insultó a personas inocentes y hasta difamó a quienes consideraba sus adversarios.

Si el fujimorismo quiere realmente ser un partido reformista y dejar atrás la etapa de la confrontación, entonces tendrá que hacer algo más que simplemente endulzar un poco su discurso. Tendrá que abandonar el uso abusivo de la mayoría parlamentaria y la aprobación de leyes manifiestamente inconstitucionales (la ley Mulder y ley que modifica la cuestión de confianza en el reglamento del Congreso, por ejemplo) o que indignan por buenos motivos a gran parte del país. Les doy una idea por la que podrían empezar: no ignoren las observaciones hechas por el Ejecutivo a la “ley Fujimori” y enmienden el gravísimo error que han cometido aprobando, a la mala, una ley con nombre propio.

Úrsula Letona y Keiko Fujimori saben muy bien que esta ley no tiene un sustento razonable, sino que fue hecha para permitir la excarcelación de Alberto Fujimori a como dé lugar. Keiko lo dijo en un video el año pasado cuando se presentó un proyecto similar: es una ley inconstitucional que no debería ser aprobada por el Parlamento. Entre otras cosas, la ley excluye de sus beneficiarios al violador de una niña, pero permite que el asesino de dos o cuatro niñas pueda pedir su excarcelación al INPE por enfermedad. ¿Cómo esperan que una ley con una incongruencia tan grande no sea para miles de peruanos una confrontación a los principios más básicos de la justicia?

El Congreso, desde que fue electo, tenía la responsabilidad de trabajar por sacar adelante las grandes reformas que necesita nuestro país para avanzar. Las reformas, sin embargo, quedaron abandonadas durante más de dos años. Ahora, si el fujimorismo de verdad desea mostrar un cambio, tendrá que hacer algo más que moderar su discurso. Tendrá que corregir su manera de hacer política.

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