Photographer: Tuane Fernandes/Bloomberg
Photographer: Tuane Fernandes/Bloomberg

Perú21 anticipó ayer que el caso Lava Jato estaba en riesgo en el Perú por el triunfo de Lula. No pasaron ni 48 horas de esa ajustada victoria de la izquierda, y sin que siquiera se haya concretado aún la trasmisión de mando, los hechos nos dieron la razón.

El Ministerio Público Federal de Brasil determinó la suspensión del acuerdo de cooperación jurídica con Perú en relación al caso Odebrecht. Fue debido a una solicitud expresa tramitada por la compañía Novonor, el nuevo rótulo bajo el cual se está reconstruyendo la antigua Odebrecht, aquella marca que corrompió gobiernos en cada país que entraba a operar. Maniobras patrocinadas, en muchos casos, por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Como se sabe, durante el gobierno de Dilma Rousseff, Lula fue procesado por su involucramiento en tramas de corrupción dentro del caso globalmente conocido como Lava Jato, que terminó llevándolo a prisión en el 2017. Dos años después quedaría libre por irregularidades procesales, mas no por ser inocente.

Con el líder del PT de vuelta al poder, la Fiscalía General de Brasil –cuyo máximo representante es nombrado directamente por el presidente de ese país– deja la sospecha que buscaría alinearse con el futuro gobernante al acceder a la petición de Odebrecht para suspender la colaboración. Ya antes había dado luz verde, en el 2021, para que la Corte Suprema brasileña anulara todas las sentencias a Lula por corrupción debido a las supuestas anomalías en la causa que se le siguió. Así, pudo presentarse otra vez a la presidencia.

La empresa brasileña alega incumplimiento de los acuerdos firmados con autoridades peruanas sobre el uso de evidencia originada en su país, como sustento jurídico de su decisión. Pero lo cierto es que este giro podría implicar, para empezar, nuevos retrasos en los interrogatorios del caso contra Ollanta Humala y Nadine Heredia. Y, a no dudarlo, complicaría todos los otros procesos ligados a las coimas de Odebrecht en el Perú. Se habla, por ejemplo, de hasta “70 codinomes” cuya identidad todavía falta ser esclarecida por funcionarios de la firma.

La corrupción celebra, pues, en Brasil y en Perú. Queda por ver si con este paso atrás de la Fiscalía y empresa brasileñas, la justicia peruana logra abrirse paso. Apoyo de la prensa independiente, no le faltará.