(Foto : Anthony Niño de Guzmán / @photo.gec)
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Como si este gobierno no tuviera suficiente con haber espantado a la inversión privada con discursos y señales contradictorias que jugaban en contra de la recuperación económica del país, el ultimátum del premier Guido Bellido –respaldado de inmediato por su único jefe, Vladimir Cerrón– conminando a las empresas del consorcio Camisea a renegociar el contrato, so pena de “nacionalización”, empeora drásticamente las cosas.

El futuro del país parece ahora sí oscurecerse. Como ha reseñado la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, la amenaza de nacionalizar el proyecto Camisea no solo es inconstitucional, sino que además pone en grave riesgo la matriz energética del Perú.

“Este es un pésimo mensaje, que ahuyentará las inversiones en circunstancias que el Perú necesita de capitales para revertir la crisis económica que hoy afronta. Lo expresado por el premier difiere notablemente de lo que viene comunicando el gobierno en las últimas semanas: un mensaje de confianza y de invitación a la inversión privada”, reza el comunicado, y no le falta razón.

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¿En qué quedan ahora los discursos de Pedro Castillo en su reciente gira por México y los EE.UU., en los que llamó a los empresarios a invertir con confianza en el Perú? Porque una renegociación de contratos siempre es posible, pero otra cosa es si se comienza con una amenaza sobre la mesa. ¿Inspirará eso confianza a los inversionistas?

El BCR se quedó realmente corto cuando proyectó “cero” crecimiento de la inversión privada para el 2022. De hecho, según un análisis de Apoyo Consultoría, aún antes de esta pachotada de Bellido, la inversión caería 12.5% el próximo año. Entre tanto, el inquilino de Palacio se limitó a emitir un escueto comunicado asegurando que “cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho”.

Aun así, ayer por la mañana, el Premier se apersonó pomposamente en las oficinas de Pluspetrol para dejar un papelito en el que reafirma su amenaza. ¿En qué quedamos entonces? Lo que sí está claro es que el país seguirá precipitándose en el desempleo masivo, la depreciación de nuestra moneda y, por consiguiente, las alzas en los precios de la canasta familiar, mientras los demagogos del gobierno siguen jugando con fuego y con la economía de los peruanos.

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