"Este bloque parlamentario, unido no por ideología, sino por intereses, es liderado por el keikismo, caracterizado por una ceguera cortoplacista".
"Este bloque parlamentario, unido no por ideología, sino por intereses, es liderado por el keikismo, caracterizado por una ceguera cortoplacista".

El Congreso, o la mayoría de los parlamentarios, se ha sometido voluntariamente al rechazo público. Ya sea por torpeza, negociados o intereses particulares, han utilizado todas las facultades que otorga la Constitución para hacer de las suyas.

Uno de los problemas es que parecen haber entendido que ‘facultad’ es lo mismo que ‘obligación’. Es así como acusan constitucionalmente a diestra y siniestra; buscan reformas al caballazo de temas que requieren consensos, como la JNJ, electoral, e incluso hacen reformas sobre reformas, como aumentar las atribuciones del Senado o el número de congresistas.

Los legisladores actuales cometen el mismo error que cometió Vizcarra con sus reformas: la imposición de su visión frente a los que consideraban sus adversarios, pensando que con ello quedan neutralizados. Sin embargo, no tardará en voltearse el tablero y, con la misma prepotencia que la de los actuales parlamentarios, nuevas agrupaciones revertirán las reformas (buenas y malas) de este Congreso.

Este bloque parlamentario, unido no por ideología, sino por intereses, es liderado por el keikismo, caracterizado por una ceguera cortoplacista. Ese fujimorismo que apoyó a Castillo en 2017 para perjudicar al Minedu, pero le terminaron dando cobertura al radical que los vencería cuatro años después; o que vacaron a Kuczynski creyendo que Vizcarra sería dócil con el Congreso, pero este los terminó disolviendo. Como dice el dicho, en tierra de ciegos, el tuerto es rey.

Actualmente, FP anhela una segunda vuelta entre un Fujimori (Keiko o Alberto) y Antauro, creen que es la única forma de ganar, así sea por un voto, sin importarles la polarización que generan y que sería un país ingobernable. Por ello bloquearon la ley que prohíbe postular a delincuentes. Sin embargo, el problema son los ciegos que siguen al tuerto.