Pedro Sánchez celebrando el triunfo del PSOE. (Foto: AFP)
Pedro Sánchez celebrando el triunfo del PSOE. (Foto: AFP)

“Divide et impera”, decían los romanos. Eso es lo que ha acaecido en España –que pasó del bipartidismo a la “italianización”–, en donde una derecha partida en tres hubiera ganado las elecciones de haberse presentado unida, pues el complicado sistema electoral español distorsiona y castiga mucho.

El resultado es malo: tenemos al chapucero PSOE para cuatro años más, con lo que eso va a significar en subida de impuestos para farras sociales (el PSOE actual es el típico “tax and waste party”, en un país ya conocido como “infierno fiscal”), un retroceso en la tibia reforma laboral (o sea, más desempleo), mayor déficit fiscal, más “derechos sociales”, más demagogia feminista (aquí es agobiante el tema, muy pesadas y extremistas), más burocracia, más carísimos “derechos sociales”… Todo para una crisis económica en un par de años.

Si bien la extrema izquierda de Podemos experimentó un fuerte retroceso, ha quedado como el más posible socio del PSOE. Y han crecido preocupantemente los partidos independentistas en Cataluña (Izquierda Republicana) y en el País Vasco (Bildú, cercano a ETA).

El gran perdedor en la derecha ha sido el Partido Popular, desangrado a su izquierda por el más liberal Ciudadanos y a su derecha por el conservador Vox (que no es “extrema derecha” ni “fascista”, como leo que le califican en muchos medios de Lima. Tiene el mejor programa económico). Mientras el PP ha sufrido un cataclismo y Ciudadanos amenaza con quitarle el liderazgo de la derecha, el nacionalista-católico Vox no pegó el batacazo esperado y se quedó en un 10%, meritorio para un debut pero no el tsunami esperado. Prometo ahondar más sobre estas elecciones.

PD: Escribo estas líneas con las imágenes de una Venezuela luchando por su libertad. Espero vivamente que eso se concrete.

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