La depresión afecta más a las mujeres que a los hombres y causa dos de cada tres suicidios. (Difusión)
La depresión afecta más a las mujeres que a los hombres y causa dos de cada tres suicidios. (Difusión)

Hay un peligro para la salud que no está en el radar: la desconexión. En época de redes sociales y comunicación 24/7, hay una epidemia de… soledad.

La ausencia de contactos significativos, de esas medias naranjas —además de la pareja— que dan sentido a la vida, genera estrés, lo que a su vez incrementa procesos inflamatorios y debilita los sistemas defensivos del cuerpo.

La soledad es más peligrosa alrededor de transiciones: pubertad, salida del colegio, ingreso al trabajo, mudanzas, nido vacío, jubilación. En esos hitos la presencia de mentores, los espacios de encuentro son cruciales. Su ausencia agudiza el sufrimiento.

Son los adolescentes y los adultos mayores quienes hoy parecen más vulnerables: los primeros porque las redes no son verdaderamente sociales —los que están más de dos horas en la pantalla tienden a sentirse mucho más solos— y al final del día excluyen mucho más de lo que incluyen; y los segundos porque muchos de los espacios en los que antes la gente se reunía han desaparecido del mapa y las familias extensas —que amortiguan los impactos más severos de crisis vitales— han perdido fuerza.

Clubes, parroquias, grupos de pasatiempos y estudio, gimnasios, asociaciones culturales, deben ser promovidos y alentados. El regreso de lo comunitario —barrios y municipios tienen un papel muy importante que jugar— constituye una suerte de vacuna contra la soledad y un suplemento de salud.

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