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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Lo grave es que este sistema, tanto en España como en Perú y un largo etcétera, estimula exactamente eso: comprar políticos. En nuestro caso, algunos son políticos, otros son de-sorientados jugando a hacer política, tentados, naturalmente, no por el bien común, objetivo primario de la política, sino por el dinero fácil. Aquel "Por "Dios y por la plata" no debe olvidarse jamás. Fue el acto fallido con más contenido histórico que pueblo alguno pueda escuchar. Su autor debería tener un busto parlante en la plaza Bolívar. El caso es que, en España, el presidente Rajoy es acusado de recibir sobresueldos cuando era ministro de Aznar (otra vergüenza para la democracia). El juez a cargo del caso debe comprobar, aunque parezca estúpido, si Rajoy conocía la financiación ilegal del PP. Desde que cobró durante cuatro años más de lo que debía, no podía ignorar que ese dinero provenía de una fuente no declarada y, por tanto, non sancta. Ocurre que el sentimiento de impunidad que el poder inyecta en quienes lo detentan parece ser más fuerte que cualquier ejercicio racional. Los casos Fujimori, García, Toledo y empoderados actores de reparto son prueba de ello. Mientras Rajoy guarda silencio, sus socios aseguran que el presidente siempre fue un referente ético para el PP. Y sí, debe ser verdad, esa es la ética del capitalismo salvaje.