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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Significa, según el talentoso Tom Engelhardt, "más consumidores de clase media, más dueños de automóviles, más compradores, lo que representa el uso de más energía, la quema de más combustibles fósiles, más gases invernadero en la atmósfera"; en suma, una expresión contundente del enorme fracaso de la especie humana ante su responsabilidad de preservar la vida de su propia especie y, lo que en el fondo es peor –porque ellos son inocentes–, la vida de otras especies menos calificadas que nosotros para asumir la conducción general de los destinos del planeta. Mientras mayor es el "éxito", vuelvo a citar a Tom: "Más intensas son las sequías, más fuertes las tormentas, más extremo el clima, mayor la elevación de los niveles del mar, más cálidas las temperaturas, mayor el caos en tierras bajas o tropicales". Es decir, estamos atrapados en una siniestra paradoja que nos señala que cuanto mayor es el éxito mayor será el fracaso. Un número nada despreciable de economistas, políticos, empresarios y periodistas festejan estos éxitos y evitan mencionar la otra cara de la realidad que celebran. No la ignoran, pues ya es imposible ignorarla. Solamente la callan. ¿Temor, superstición, mala consciencia, complicidad con la muerte o estupidez? No lo sé, pero no me acostumbro a escuchar los juicios laudatorios a esta marcha en la que los vivos asisten, entusiasmados, a su propio entierro. Tampoco me acostumbro a la defensa, cada día más irracional, de un sistema que pudre lo que toca y fagocita, sin piedad, los recursos de la naturaleza. La pregunta no es hasta dónde llegaremos, sino solo cuánto nos falta para llegar.