Gobierno de coalición
Gobierno de coalición

Antes de asumir su segundo Gobierno 1980-85, el presidente Fernando Belaunde se propuso constituir un gobierno de coalición. La situación era inédita y lo requería. Se había recobrado la democracia después de una Asamblea Constituyente que estaba ya en vigencia y en la que Acción Popular no participó.

Parece ser que Belaunde les propuso al Apra y al PPC compartir el gobierno que él presidía. Fue el PPC el que aceptó, solo en parte, asumiendo la responsabilidad del Ministerio de Justicia, encargado de adecuar las leyes a la nueva Constitución. Los dos partidos invitados habían sumado la mayoría en la Asamblea Constituyente, y en las elecciones habían sido adversarios.

Este recuerdo viene a propósito de la también inédita situación por la que pasará el nuevo presidente elegido –en este caso, probablemente en una segunda vuelta electoral–, teniendo que afrontar la continuación de la pandemia COVID-19, su probable rebote, la vacunación masiva y la incertidumbre de las consecuencias del virus en el mediano o largo plazos.

También, la profunda recesión económica en nuestro país, la necesidad de inversión en las zonas alejadas del país, reformar la descentralización y hacer los cambios en la actual Constitución que los nuevos tiempos exigen. Además, afrontar los inevitables conflictos sociales propios de la desigualdad existente y –no olvidar– la continuación de la lucha contra la corrupción que recién comienza.

Por la grave situación en el país, sería conveniente pensar en formar una COALICIÓN PROGRESISTA en apoyo al partido que acepte asumir este gran reto en la segunda vuelta. Dejando de lado las ideologías, debería ser flexible, alejada de extremos conflictivos e inútiles. Que sepa coordinar con el Congreso en un gran reto y tarea común.

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