Ignoro si nuestra María Antonieta andina de relojes caros y cirugía plástica se ha percatado, pero Dina Boluarte está con un pie en la tumba y el otro sobre un patín apoyado en una cáscara de plátano. La detención de su hermano y su abogado estrechan más el círculo de su caída, que ahora depende de cuánto más le va a salir a cuenta a los congresistas apoyarla. Y nuestra María Antonieta de los Andes debe tener bien claro que, en cuanto deje el poder, va presa. Ignoro si tiene un Plan B (lo dudo. Hasta un tipo astuto como Montesinos no lo tenía), pero Boluarte baja al llano y la caviarada la destrozará: ella es mucho más débil que Fujimori o Alan.

Y Dina Boluarte es indefendible por su torpeza y corruptelas, pero tampoco seamos ingenuos. Aquí no existen buenos y malos dentro de esta lucha de tantas facciones aliadas y enemigas (facción del jefe Gorriti y sus subordinados Pablo Sánchez-Vela-Pérez-Colchado y ahora Villena), facción Benavides, facción Zoraida, facción Boluarte, facción Marita Barreto, etc.), que se graban, se filtran, se agreden y se traicionan. Ahora mismo estamos viviendo un golpe de Estado “de guante blanco”, en el que la caviarada y su brazo fiscal-policial están en plena ofensiva para tumbarse a Boluarte y adelantar comicios. Con unas nuevas elecciones, la caviarada quiere recuperar la JNJ, la DP y el TC, además de evitar perder su control recuperado sobre la Fiscalía (porque ya es evidente que Villena es facción caviar). Para eso, filtrarán en estos días todo lo que sea necesario a sus altavoces mediáticos (La República, Epicentro) o sus tontos útiles (El Comercio -donde Graciela Villasís es el megáfono-, Canal 4/N, etc.).

El modus operandi es el de siempre: intervenciones y detenciones aparatosas, la conferencia de prensa, algún apodo para denominar a la supuesta “organización criminal” (¿alguna vez veremos a “Los Malditos del Caviar”?), el power point con las caras y la “estructura”, etc. Y Mefistófeles detrás de todo...

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