[Opinión] Aldo Mariátegui: “¡Es una guerra ideológica, dummies!”.
[Opinión] Aldo Mariátegui: “¡Es una guerra ideológica, dummies!”.

Un amigo me critica por haber cerrado mi columna ayer con la frase “a ver si alguna vez escuchan”. ¡Es que es verdad! Me he pasado décadas exhortando, en el desierto, a que hagamos una lucha ideológica para no perder “la narrativa” y el “sentido común” ante la izquierda; diciendo que la derecha tenga su versión propia de la nefasta ONG IDL; abramos radios en provincias para combatir todo ese diario veneno demagogo y resentido; hagamos un think tank que marque la agenda (tipo el ILD en los 80 y 90); no perdamos a la juventud o al sur por falacias; no dejemos que la caviarada capture desde la PUCP a otros claustros (como ya lo hizo con la Pacífico); enfrentemos el activismo político de las ONG; no nos arrodillemos ante las CIDH tan fácilmente; reformemos al Estado para que funcione (¿pueden creer que Alan 2 se negó a contratar a McKinsey por US$4 millones para eso?), no dejemos que la caviarada se apodere del TC, el PJ, el MP, etc. Pero nadie hacía caso. No pasaban de la palmadita en la espalda o de creer que con sus CADEs y donando para las elecciones bastaba. Siempre decían “hay que...”, sin poner un centavo o mover un músculo.

Incluso los medios les hicieron el juego a la caviarada y la izquierda: Laura Puertas y después la Ospina les entregaron los canales N y 4 por años. Pusieron de director en EC a un tal Fernando Berckemeyer que no había escrito ni un reportaje de comisaría en su vida y que hizo un diario socialconfuso barrancoide (y se esperó mucho más de su sucesor Garrido). Bailando samba, Agois me echó de la trinchera de Correo y los supuestos yuppies de Latina me maltrataron gratuitamente e hicieron una estrella de… ¡Sigrid Bazán! Y casi todos los medios se entregaron primero al antifujimorismo extremo caviar y después a Vizcarra. Y hoy, ya casi cayendo en el abismo, casi todos –menos en Willax y algunos pocos colegas y particulares– siguen sin entender que la guerra es ideológica, que nos están aplicando a Gramsci y que nos están ganando por goleada.