[Opinión] Aldo Mariátegui: “De intelectualoides, estadísticas, geografía y geología”. (Foto: AFP)
[Opinión] Aldo Mariátegui: “De intelectualoides, estadísticas, geografía y geología”. (Foto: AFP)

Hace muchas lunas, Jaime Bayly estableció un axioma político en un debate en el patio de la PUCP de los 80: “Hay que ser bruto para ser rojo”. Y por “bruto” dejó claro que entendía que eso también abarcaba a quienes podían tener mil títulos, pero no entendían lo más simple de la realidad, como, por ejemplo, que era evidente desde entonces que un sistema que empobrecía a los países y que tenía que poner guardias para que la gente no huya simplemente no funcionaba, por más argumentos teóricos o románticos que se enarbolen. Eso sucede en Cuba desde hace décadas, pero hoy hay quien aún defiende al castrismo o no entiende que eso en Venezuela ha destrozado a un país con más petróleo que Arabia Saudita.

El afanoso tuiterito caviar Alonso Gurmendi me hizo recordar hoy este axioma bailense. Gurmendi puede haberse montado muy bien su quiosco académico en el Reino Unido, pero el PhD no puede entender un simple párrafo de una humilde columna. Repetiré todo despacito, para que capte: 1) Algunos insinúan un separatismo en una región. 2) Uno de sus argumentos recurrentes es que la capital y otros malvados les roban “sus riquezas”. 3) Se les explica que, salvo una mina de estaño de peso mundial, no existen tales “riquezas”, que no aportan tanto materialmente al resto del Perú en producción (PBI) o que no pesan en su demografía como creen y que el Perú apenas sentiría su ida, mientras que para ellos sí sería catastrófica. Resumiendo: Puno recibe más de lo que aporta y perdería mucho separándose. Gurmendi lee esto y lo que su cabecita resume es que argumentar así es “colonial”, “racista” y disparates por el estilo. O sea, la geografía, la geología y las estadísticas son “racistas”. Y encima hasta pide que me censuren.

Explicable lo de Gurmendi en el fondo, dado que ha montado su vida académica –y se hace el “intelectual interesante”– con ese libreto que por lo visto le ha funcionado muy bien en el circuito “progre” inglés. Un germánico intelectualoide exitoso (¡si hasta reside en el exclusivo barrio londinense de Bloomsbury!) en estos tiempos confusos.