Existen hechos anteriores y recientes, que, en definitiva, hace legítimo pensar que los terroristas ya han iniciado su “proceso separatista”. Uno de ellos sería la presencia de Pedro Castillo en Bolivia en 2017 y 2018, asegura nuestro columnista. (FOTO: GEC)
Existen hechos anteriores y recientes, que, en definitiva, hace legítimo pensar que los terroristas ya han iniciado su “proceso separatista”. Uno de ellos sería la presencia de Pedro Castillo en Bolivia en 2017 y 2018, asegura nuestro columnista. (FOTO: GEC)

No es exagerado, a estas alturas de la situación política en el país, pensar que terroristas agazapados tras de algunos ciudadanos puneños, tengan la intención de empezar a aplicar su “plurinacionalidad”, es decir, “unir” sin fronteras a los aimaras de Bolivia y Perú. Existen hechos anteriores y recientes, que, en definitiva, hace legítimo pensar que los terroristas ya han iniciado su “proceso separatista”. No basta gritar ¡traición a la patria”, se tiene que actuar, y pronto, antes que ese mal llamado “separatismo”, corra como reguero de pólvora. Estamos advertidos.

El análisis de por qué suceden estos hechos, indica claramente que están relacionados con los constantes ingresos de Evo Morales al Perú (mientras podía), trayendo consigo el “veneno” de la palabra “naciones”, confundiendo a las comunidades indígenas o haciéndoles creer que pueden ser un “país” (nación) distinto al que hoy pertenecen, el Perú. Por otro lado, la presencia de Pedro Castillo y miembros del Movadef en Bolivia en 2017 y 2018, y, en la actualidad, como informó Perú21, las comunicaciones entre los senderistas Alex Chaman y Tito Rojas, ambos también del Movadef, planeando las asonadas en la Macrorregión Sur, específicamente en Puno. El círculo se cierra.

Un hecho reciente sumamente grave es lo sucedido la madrugada del 8 de marzo en Puno. Un centenar de pobladores atacaron con piedras y palos a los efectivos de la Policía Nacional del Puesto de Vigilancia de Fronteras (PVF) de Pisacoma, frontera con Bolivia. Los doce efectivos fueron rodeados y obligados a retirarse bajo amenazas de muerte por parte de los violentistas. El jefe del puesto de vigilancia y los once efectivos a su mando se replegaron con dirección hacia el siguiente puesto de vigilancia fronterizo denominado Hacienda Rosario, pero piquetes de manifestantes les impidieron el paso por la carretera por lo que tuvieron que refugiarse en los cerros. De acuerdo a la versión extraoficial, de los 12 efectivos del puesto de vigilancia, siete llevaban consigo armamento y munición, pero estarían prohibidos de disparar y tuvieron que esconderse en algunas viviendas campesinas para evitar ser linchados. ¿Es esto posible? No debería.

Lo sucedido es inaceptable y debemos actuar rápidamente para evitar que se propague. El uso de la fuerza requiere, además, estrategias claras de emplazamiento y desplazamiento de fuerzas, claro está, con el conocimiento y reforzamiento previo, sobre qué fenómeno enfrentan. Por eso, hacemos un llamado al gobierno de la presidente Dina Boluarte, a las autoridades y a los ciudadanos de Puno y del Perú, para que respaldemos a  la Policía Nacional y las FF.AA., y estos actúen con energía y así evitar el fraccionamiento del país alentado por los terroristas de aquí y de allá. ¡Sí se puede!