"Es desolador pensar que tal vez se hubiera podido evitar algo de todo esto si en la comisión no se dejaba de lado el rol fiscalizador".
"Es desolador pensar que tal vez se hubiera podido evitar algo de todo esto si en la comisión no se dejaba de lado el rol fiscalizador".

El país ha atravesado momentos críticos en estas últimas dos semanas. Existen muchas reflexiones que hacer sobre lo ocurrido y aprendizajes para evitar que algo así se repita. Uno de esos aprendizajes tiene que ver con la necesidad de asegurar el respeto irrestricto a los derechos humanos. Ello por encima de cualquier diferencia política o ideológica.

Vale la pena recordar que el miércoles 11, tras los dos primeros días de protestas, solicité junto con mi colega Rocío Silva Santisteban la presencia del director de la Policía en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos. Las imágenes y reportes, hasta ese momento, evidenciaban ya un preocupante uso excesivo de la fuerza y detenciones irregulares de manifestantes.

Sin embargo, varios de mis colegas se opusieron tajantemente al pedido, criticando a quienes lo realizamos y estigmatizando a los ciudadanos que protestaban. Incluso, se llegó a pedir más “mano dura” contra ellos. También se construyó una narrativa en la cual quien pedía explicaciones, estaba en contra de la Policía Nacional y a favor de cualquier posible hecho de violencia. Nuestra solicitud fue, finalmente, rechazada por amplia mayoría.

Esa misma noche pudimos notar un recrudecimiento en la represión de las marchas. Y solo tres días después, el sábado, sucedieron los acontecimientos más trágicos de esas jornadas: las muertes de Inti Sotelo y Jack Bryan Pintado. Además de eso, hubo cientos de heridos, entre ellos también periodistas, y reportes de desaparición de personas.

Es desolador pensar que tal vez se hubiera podido evitar algo de todo esto si en la comisión no se dejaba de lado el rol fiscalizador. Aquel pedido de citación urgente habría servido para conocer y cuestionar las estrategias de manejo de las manifestaciones. Además, podría haber mandado un mensaje claro de control político. Pero se prefirió bloquear la propuesta, creyendo que así defendían al régimen impuesto.

Debe entenderse, de una vez por todas, que el respeto a los derechos humanos no es una posición partidista o una cuestión de bandos. Es algo que nos beneficia y nos protege a todos en el corto y largo plazo. Es uno de los sustentos de la democracia. Quienes blindan o ignoran los abusos de un gobierno afín, abren la puerta a actuaciones peores de futuros gobernantes. Tampoco es, como quieren hacer creer algunos, una posición en contra de las fuerzas del orden como institución. Todo lo contrario. Al ser universales, también estamos hablando de los derechos humanos de las peruanas y peruanos que integran el cuerpo policial.

Se ha criticado también las denuncias sobre desaparecidos. Se busca invalidarlas señalando que todos los protestantes que no podían ser ubicados fueron luego contactados. Sin embargo, cabe recordar que las desapariciones –y las desapariciones forzadas– son tales ante la ley incluso si son solo temporales. Incluso si dichas personas son, felizmente, encontradas o liberadas. Más aún, los especialistas en la materia entienden la necesidad de acciones rápidas y decididas ante una sospecha de desaparición, pues estas pueden hacer toda la diferencia.

Recordemos el caso de Luis Fernando Araujo, quien ha denunciado haber sido detenido por agentes de civil en la marcha de aquel sábado y mantenido secuestrado durante tres días. Al ser hallado, Luis Fernando contó que lo que motivó su liberación fue la búsqueda pública y la aparición de su nombre en los medios de comunicación. Este caso y los de todos los que en su momento fueron reportados como desaparecidos deberán ser investigados al detalle para esclarecer las circunstancias concretas de los hechos y encontrar a los culpables, en los casos en los que corresponda.

La defensa de los derechos humanos, y la búsqueda de verdad y justicia cuando estos son quebrantados, son deberes políticos y ciudadanos que deben primar por encima de cualquier posición o color partidario. Hoy, nuestra prioridad es hacer todo lo necesario para evitar que esto se repita.