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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Hoy ocurre lo mismo y, aunque María y José no son representados con zapatillas Adidas y buzos Puma mientras corren tres vueltas al Vaticano, las ideas que nos hacemos sobre la realidad están impregnadas de una infalibilidad que está lejos de compadecerse de los cambios que aceleradamente se operan en nuestro entorno. Por tanto, hay una sola y única respuesta que, para colmo, es amplificada por los medios de comunicación al extremo de producir aturdimiento intelectual, cuando no zoncera crónica. En la Edad Media de eso se encargaba la Iglesia aplicando castigos aleccionadores a quienes intentasen pensar por sí mismos. Hoy no nos queman, sólo se burlan con algunos poco ingeniosos adjetivos y ejemplos dignos de un jardín de infantes. El mercado, joder, es el mercado –diría con acento español– sino mirad a España y veréis cómo han construido allí una sociedad donde algunos buscan entre la basura y otros cobran indemnizaciones de 83 millones de euros. Joder, tío, que se los merecen. Y si ese se lo merece hay que pensar qué desmerecimientos habrá cultivado el tío que está obligado a fisgonear en los basurales. ¿Habrá sido honesto? ¿No ha cultivado las ambiciones propias de alguien que quiere ocupar un lugar en la vida, aunque deba pisar la cabeza a muchos de sus semejantes? Seguramente no asistió a las universidades donde te arman para llevar por delante cualquier obstáculo, incluidas ridículas normas éticas, ni leyó suficientes libros de autoayuda como para zurrarse en el prójimo y seguir sonriendo.