La reciente inscripción del partido Libertad Popular resulta auspiciosa. Un nuevo partido que llega para refrescar el abanico de opciones que tendrá la ciudadanía al momento de elegir en los próximos comicios que vayan a realizarse.
Más allá de ideologías y propuestas concretas, se trata, en sí misma, de una buena noticia, ya que, durante los últimos procesos, aparecían casi los mismos rostros en las cédulas de votación. Una panoplia de opciones que solo activaban los sempiternos ‘antis’ de siempre, circunstancia terrorífica que en las segundas vueltas obligaba a muchos electores a polarizarse o votar por el menos malo… o incluso hasta abstenerse de sufragar, hacerlo en blanco o viciar el voto.
Recordemos que en la elección de 2021 ese ‘menos malo’, para los antifujimoristas, terminó siendo una pesadilla de la que hasta ahora no podemos librarnos del todo, pues si bien el hombre ya está instalado en la Diroes, su legado todavía afecta nuestra economía y nuestra institucionalidad. Y lo mismo con la caterva de personajes que esos últimos comicios permitieron que se colaran en el Congreso de la República.
El reto de los partidos políticos que vayan surgiendo es, sigue siendo, mejorar sus mecanismos para reclutar cuadros y militantes en los que el país pueda confiar. Profesionales probos y comprometidos con el futuro de los peruanos. El anuncio, por ejemplo, de la incorporación de Mario Vargas Llosa como militante de Libertad Popular –que lidera Rafael Belaunde Llosa– es una buena noticia para la política peruana.
Hablamos de un Premio Nobel y de una personalidad internacionalmente respetada que podría aportar mucho, tanto a ese partido como al país, específicamente en cuanto al debate de ideas sobre lo que el Perú necesita para despegar… y librarse de los lastres que se lo impiden. La suya es una adhesión de prestigio a la que seguramente seguirán otras, como suele ocurrir en estos casos; pero sobre todo es un ejemplo motivador para tantos jóvenes desilusionados de la política.
El tiempo dirá si de esta nueva propuesta partidaria, o de otras que seguramente vendrán, germina un cambio en las élites políticas que devuelva al país a la ruta del desarrollo y reducción de la pobreza en un clima de paz social, libertad y democracia. Desde esta tribuna, hacemos votos para que así sea.
