(Foto: Agencia Andina)
(Foto: Agencia Andina)

Al momento de escribir esta columna, un gran sistema de tormentas está recorriendo la mitad norte de la Amazonía, en tránsito desde el sur del continente.

Estas tormentas anteceden al ingreso de una masa de aire frío y seco que los brasileros denominan friagem y que nuestros compatriotas de la Amazonía conocen como friaje.

Este es el primer friaje grande del año. Es habitual su repetición –aproximadamente– cada 2 a 3 semanas a lo largo del periodo abril-noviembre. Los friajes en esta época en particular alimentan de humedad a los valles de la costa norte y producen saltos importantes en los caudales de múltiples cuencas que nacen de la sierra. De hecho, este fin de semana ya deberíamos haber llenado Tinajones y San Lorenzo como consecuencia de la suma de la propia estacionalidad de las lluvias más el importante aporte de humedad desde la selva. Gallito Ciego se llenó la semana pasada.

Normalmente los friajes que vienen entre julio y setiembre son los más acentuados en su efecto de enfriar el ambiente amazónico; brindando además, una natural defensa contra la temporada de incendios en la selva y sierra oriental que precisamente se agudiza en esos meses del año.