En Perú basta cruzar cualquier puente sobre los valles costeros o interandinos para ver inusualmente bajos los caudales., señala el columnista. (Foto: Agencia Andina)
En Perú basta cruzar cualquier puente sobre los valles costeros o interandinos para ver inusualmente bajos los caudales., señala el columnista. (Foto: Agencia Andina)

En La Niña. Lo usual en enero es que llueva de forma importante en la sierra. En particular en la sur y central.

Luego de una primavera generosa, acumulamos ya casi un mes de malas lluvias. Salvo los reservorios de Arequipa, Moquegua y Tacna, que recién están recargando, en el resto del Perú agrícola eso no sucede y, además, está el agravante del calor en medio del tiempo seco.

Obviamente hay razones para que no llueva. En este momento – y vinculado a un fenómeno climático intraestacional denominado la Oscilación de Madden Julian– se ha estacionado, hace semanas, un estado de convergencia en la alta atmósfera sobre buena parte de Sudamérica. Ello inhibe lluvias en casi todo Perú y en el cono sur, donde Argentina y Uruguay rompen récords de calor y disminuyen sus previsiones de cosechas de granos 2022 por sequía.

En Perú basta cruzar cualquier puente sobre los valles costeros o interandinos para ver inusualmente bajos los caudales.

La condición de supresión de lluvias no será eterna. Ya la hemos visto antes al inicio de veranos de La Niña, por ejemplo en 1985 y 1999.

Hay un viejo refrán de nuestros abuelos que decía: enero poco, febrero loco, marzo abril, aguas mil o todas entran en un barril.

Esperemos que febrero sea loco. Sino lo es, tendremos problemas.