Las imágenes del río Amarillo o del Yangze, con caudales muy bajos en algunos de sus tramos, reflejan el fuerte impacto agrícola, señala el columnista.
Las imágenes del río Amarillo o del Yangze, con caudales muy bajos en algunos de sus tramos, reflejan el fuerte impacto agrícola, señala el columnista.

Al igual que parte de Europa, China está padeciendo una ola de calor histórica que –como suele ser el caso– viene acompañada de una sequía sumamente severa.

Desde el punto de vista climático, una ola de calor debe cumplir con un nivel de temperaturas incrementales muy importantes, además de una larga duración y un amplio rango geográfico. China mantiene datos meteorológicos muy antiguos, pero su red moderna ha crecido tremendamente y los valores históricos que manejan suelen establecer promedios desde 1961. Temperaturas superiores a 40 °C han alcanzado la mayor cobertura geográfica de la historia climática de China. Las imágenes del río Amarillo o del Yangze, con caudales muy bajos en algunos de sus tramos, reflejan el fuerte impacto agrícola y de generación de energía que hoy afecta a China.

La longevidad e intensidad de esta ola de calor es excepcional y nos lleva a preguntarnos qué impactos veremos –cuando nos llegue el verano dentro de tres meses– en el hemisferio sur. Más aún, estamos terminando agosto con La Niña y sin huracanes en el Atlántico.

Esto es muy singular. Algo que solo se vio por última vez hace 25 años. Pero entonces estábamos en un mega-Niño. Así estamos.