Hablando sobre cadáveres. (GONZALO CîRDOVA/GEC)
Hablando sobre cadáveres. (GONZALO CîRDOVA/GEC)

A 14 días de la tragedia en Villa El Salvador, 23 muertes hasta ahora –15 entre la vida y la muerte– y una renuncia tardía del presidente de Osinergmin, Daniel Schmerler, quien, con entrenamiento incluido, por el que se pagó 34 mil soles a la consultora Otrosí SAC, lo único que es evidente es que solo pretendía zafarse de la responsabilidad. Quedó muy claro que el Sr. Schmerler, el viernes 31, en la entrevista que le hicimos en RPP, a lo único que apuntaba era a echar toda la culpa al “gancho” colocado como seguro de válvula del camión cisterna que deflagró. Recién ayer apareció el premier Vicente Zeballos con el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, asegurando que el organismo supervisor no hizo su trabajo y que, a partir de ahora, TODOS los vehículos que transportan combustibles, gas licuado y otros elementos peligrosos serán fiscalizados. Queda meridianamente en evidencia que si no hubiese estallado el escándalo del media training (para Schmerler), el Gobierno, probablemente, no habría pedido su separación del cargo.

¡Pero un momentito! Ahí no termina la responsabilidad. Al titular del MTC, Edmer Trujillo, no se le ha visto ni el perfil en este trágico evento. Algo, evidentemente, tendría que decir. En el discurso “aprendido” de Schmerler, puso también de costado al MTC. Cuando se le preguntó, sin embargo, sobre la Sunarp, dijo que en los documentos que presentó la empresa Transgas al inscribirse, en su tarjeta de propiedad se indicaba que se “trataba de un tanque GLP”. Es decir, el vehículo fue presentado con este documento oficial. En ningún momento consignaron que era un vehículo adaptado, que, incluso, había tenido un evento parecido, sin consecuencias mortales, en 2018. Lo que al final se repite es que ni siquiera la evaluación reactiva ha sido por la terrible tragedia, sino por el escándalo.

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