"¿Cuántas más ‘tomas de Lima’ se van a organizar? Podría haber sido la última, fue una derrota política para la izquierda".
"¿Cuántas más ‘tomas de Lima’ se van a organizar? Podría haber sido la última, fue una derrota política para la izquierda".

La tercera ‘’ fue un fiasco. Con mensajes para excarcelar al corrupto e incapaz Pedro Castillo quisieron aprovechar la desaprobación para pedir el cierre del Congreso y la renuncia de Boluarte. La baja popularidad no determina que el presidente debe renunciar, si no pocos presidentes terminarían mandatos. No confundir la encuesta sobre adelanto de elecciones con la ilegalidad de una medida que genera inestabilidad, inseguridad y mayor incertidumbre para un país que ha tenido seis presidentes en seis años y donde la inversión privada está en pausa. Cerca de US$20,000 millones huyeron tras la elección de Castillo por lo que es hora de fomentar inversiones.

¿Es fracaso? 21,000 marchantes a nivel nacional sobre un universo de 33 millones es el 0.06% de la población nacional, el 0.2% de la población de Lima, un tercio del Estadio Nacional. ¿Amplia convocatoria? Solo participaron aliados de Castillo, Mendoza y ‘pitucaviares’. Boluarte, sucesora constitucional legítima, podría ser el mal menor, Castillo era el mal mayor.

¿Cuántas más ‘tomas de Lima’ se van a organizar? Podría haber sido la última, fue una derrota política para la izquierda. Las ‘tomas’ perdieron credibilidad, son reivindicaciones desfasadas de la realidad y de los problemas del peruano de a pie: trabajo, mejor economía y seguridad.

Boluarte tendría oxígeno hasta 2026, salvo algún escándalo mayúsculo de corrupción. La marcha debilitada debiera ser fin de un periodo de confrontación. Se debe asumir 2026 como escenario del gobierno para recuperar estabilidad y el desarrollo económico en un año complicado, con amenaza de El Niño Global, un escenario de bajo crecimiento y riesgo de inflación y recesión.

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