"Quien atropella la Constitución es Castillo y los gabinetes, incluso ocultando y facilitando la fuga de los requisitoriados...".
"Quien atropella la Constitución es Castillo y los gabinetes, incluso ocultando y facilitando la fuga de los requisitoriados...".

Un presidente acorralado por denuncias, pruebas y colaboradores eficaces pide ‘auxilio y diálogo’ a la OEA, invocando la Carta Democrática, supuestamente para proteger la democracia. No hay intento de golpe de Estado, los actos desde que inició su mandato determinan varias investigaciones por corrupción. Los procesos en el Congreso y el Poder Judicial están enmarcados por la independencia de poderes y el cauce constitucional. Quien atropella la Constitución es y los gabinetes, incluso ocultando y facilitando la fuga de los requisitoriados. El Ejecutivo persiste en hostigar a la prensa y azuzar a la población con discursos incendiarios. La presidencia no es un cheque en blanco, Castillo no representa a la nación, la denigra.

Benavides, fiscal de la Nación, interpuso ante el Congreso una denuncia constitucional, 190 elementos de convicción: obstrucción a la justicia, organización criminal. Hay siete acusaciones fiscales. Por menos otros presidentes están presos o perseguidos. La cleptocracia palaciega y el pitufeo es un modus operandi.

La OEA, de inutilidad creciente, ha servido a otros regímenes no democráticos y para muchos no tiene razón de ser. La misión de ‘alto nivel’ tendrá difícil hacerse de la vista gorda ante los delitos, evidencias, reclamos, desgobierno y corrupción. EE.UU. indicó que la “rendición de cuentas es vital para cualquier democracia”.

Aunque la opinión no es vinculante, la OEA será puesta a prueba. Castillo pretende el salvataje ganando tiempo, pero la impunidad es imposible. La cárcel sería cuestión de tiempo, la visita puede ser un búmeran y un elemento más para la tercera moción de vacancia. La democracia no está en riesgo; en riesgo está Castillo.

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Felipe Valencia Dongo